Todo empezó con la lectura en
clase de las listas de películas favoritas estrenadas en 1963 en una revista de
Film Ideal. En la lista final, que
contabilizaba los votos de todos los críticos del momento, quedaba en un primer
puesto Marnie, la ladrona de Alfred
Hitchcock y en segundo lugar El cardenal
de Otto Preminger.
Y me llamó la atención ese
segundo puesto por las preguntas que se formularon: ¿por qué consiguió ese
segundo puesto en ese momento? ¿Qué vieron en ella los críticos? ¿Por qué cayó
en olvido y además ahora mismo apenas se la conoce? ¿Merece la pena rescatarla?
¿Cómo se la puede mirar hoy?
Ahora va una escueta confesión:
me gusta mucho Otto Preminger, al que llamaban el Ogro. Me gusta su cine. Cómo
cuenta y las historias que narra. Así que he intentado ver toda su filmografía
(todavía me faltan títulos por descubrir) y en uno de esos packs que adquirí
para ‘empaparme’ de Preminger aparecía El
cardenal. Sin embargo hacía años que no había vuelto a verla. Tenía dos
recuerdos: que me había gustado (pero no tanto como otras del director) y a
Romy Schneider entre rejas.
Así que decidí volver a verla y
preguntarme no sólo qué pudieron ver los críticos de ayer sino con qué mirada
puede analizarse hoy. Y he disfrutado mucho del viaje.
Reubicándola en la obra del director
Vale un breve apunte para
situarla en la carrera del director, El
cardenal está rodada después de dos grandes superproducciones con las que
empezó la década de los sesenta y que serían las últimas películas que tendrían
tanto al público como a la crítica de acuerdo y a su lado: Éxodo y Tempestad sobre
Washington. Después su carrera fue de fracaso en fracaso, el público ya no
volvió a la sala de cine ante el nombre de Preminger y la crítica se dividió
(aunque eran más las voces negativas). Curiosamente este último periodo de su
carrera es el que menos conozco, sin embargo, realizó en 1965 una película
inquietante y enfermiza que rompía con esas superproducciones con las que
empezó la década, El rapto de Bunny Lake, que confirmaba que seguía siendo un director
a tener en cuenta con un lenguaje cinematográfico especial y una forma de
contar historias.
Así que El cardenal supuso una ‘ruptura’ en su carrera: de director exitoso
y brillante a protagonizar uno de los más tristes declives y caídas en olvido
(hasta el punto de que no es fácil encontrar sus últimas películas —como
tampoco las primeras excepto Laura—).
La pregunta es: ¿mereció ese abandono? Con El
cardenal empezó el descenso a los infiernos. En EE UU no tuvo un éxito
apabullante ni de crítica ni de público, se mantuvo en un justo medio. Y sin
embargo el reciente visionado me sitúa en una película más actual de lo que
pensamos (sobre todo aquí en estos lares) y que ofrece interesantes análisis
tanto para los que la vieron ayer como para los que la vemos hoy. No es una
película fácil…
Otto el polémico
Otto siempre fue un director
polémico (además de su fama de ogro… algunos rodajes se convertían en infiernos
sobre todo para algunos actores que trabajaban bajo sus órdenes, por ejemplo,
Jean Seberg o el protagonista de El
cardenal). Polémico porque su cine empezó a tocar temas que habían sido vedados
durante años por el Código Hays (por la censura). Otto fue de los primeros
directores que se enfrentó abiertamente a sus postulados y discutía
acaloradamente con los censores hasta salirse con la suya…, es decir, se negó a
cambiar sus películas y a no tratar ciertos temas.
Así alguno de sus ‘atrevimientos’
(son muchísimos) fue abordar, por ejemplo, el tema de las drogodependencias y
plasmar en pantalla, crudamente, un síndrome de abstinencia en el proceso de
desintoxicación que emprende el protagonista, Frank Sinatra, en El hombre del brazo de oro. Las drogas a partir de la implantación del
código durante los años treinta se convirtió en tema tabú.
También estuvo rodeada de
escándalo una ‘inocente’ e ‘inofensiva’ comedia como La luna es azul donde su joven protagonista (Maggie McNamara) no
tiene ningún reparo en hablar de sexualidad y de contar a sus pretendientes
masculinos (William Holden y David Niven) que es virgen. Y esto tan sencillo…
fue un escándalo para los censores, los guardianes de la moral.
A su manera también Otto se
convirtió en un defensor de los derechos civiles de la población negra
americana, tanto es así que rodó dos buenos musicales (sólo he podido ver uno,
el otro me muero de ganas) con un reparto exclusivamente de actores negros en
los años cincuenta: Carmen Jones y Porgy y Bess. Así se forjó la leyenda de
su actriz protagonista, trágica, Dorothy Dandridge que en toda su carrera
apenas pudo optar a más papeles, poniendo en evidencia el racismo de la
sociedad norteamericana.
Y por último en una de sus
mejores obras cinematográficas, Anatomía
de un asesinato, luchó hasta el final para que durante el desarrollo del
juicio de una violación pudieran utilizarse distintos términos clave, sin que
la censura cortara con sus largas tijeras. Así se empeñó en que continuamente
estuviese presente la palabra “bragas” o también que se nombrara una prueba
médica forense como la “espermatogénesis”.
Así que en El cardenal, Otto Preminger que es importante señalar (para el
análisis de esta película) que era judío y por lo tanto su mirada es desde el
distanciamiento (desde fuera, desde el otro que mira y analiza), siguió con una
de las premisas de su carrera y es ofrecer un punto de vista difícil y polémico
del tema que toca, esta vez la Iglesia católica. Pero Preminger no lo hace
desde un punto de vista beligerante y agresivo sino desde el respeto y la
inteligencia (a algunos espectadores esta postura les pareció y parece complaciente).
La clave es que su protagonista, el cardenal del título, siempre está dudando y
se plantea sus acciones o su manera de pensar, tiene crisis de fe… Parece ser
que el director buscó asesoramiento de varios integrantes de la Iglesia y en
varios sitios he leído que uno de ellos fue ni más ni menos que el teólogo y
futuro papa Joseph Ratzinger (… un papa bastante polémico y un hombre contradictorio en su pensamiento
teológico que se fue volviendo cada vez más extremista y conservador). Además
partía de un material: un best seller con el mismo título que se inspiraba en la
vida de un arzobispo de Nueva York que terminó siendo cardenal.
El protagonista (que como en
otras películas del director, como Anatomía
de un asesinato) se nos presenta como un personaje ambiguo y por tanto muy
complejo. La película apunta algunos puntos negros de la jerarquía de la
Iglesia. Así que ese posicionamiento en los años oscuros de los sesenta (y
analizando la actuación de la jerarquía eclesiástica española en los años de la
dictadura franquista) tuvo que llamar la atención a los críticos españoles y
darle importancia. Porque no era una película que descalificara sino que hacía
reflexionar, pensar y debatir. ¿Y hoy? Es triste comprobar que la jerarquía
española de la Iglesia sigue enquistada y sin evolucionar (y sigue mostrando
que todavía están muy vigentes algunos temas que plantea la película… El cardenal aquí todavía no es obsoleta,
algo por otra parte preocupante).
Con la Iglesia hemos topado…
¿Cuáles son los temas abordados y
apuntados por Otto Preminger en El
cardenal? Los enumero brevemente:
Aborto
La crisis personal que sufre el
protagonista y que le hace dudar de si continuar su ascenso en la jerarquía de
la Iglesia católica se precipita cuando tiene que tomar una decisión personal
en cuanto a su hermana pequeña. Por supuesto en esa decisión a vida o muerte
ningún personaje se plantea preguntarle a la hermana… y es escalofriante la
actitud fría, como eclesiástico, del protagonista (que choca con sus
remordimientos como hermano mayor que prometió a su hermana que siempre iba a
estar ahí: que se aferrara a él con sus brazos cuando tuviese cualquier
problema). Así es impactante la entrada de su hermana en un quirófano, unas
puertas que se cierran, su grito desgarrado llamándole… como si fuese, nunca
mejor dicho, al matadero… (sin haberle preguntado si quería ir al matadero).
¿Alguien puede decirme que hoy no es actual todavía, aquí, esa escena cuando
todavía se está cuestionando, y por ley, el derecho a decidir en el tema del
aborto?
Derechos civiles
Otro de los momentos cruciales de
su carrera eclesiástica es cuando decide implicarse, ante la indiferencia del
Vaticano, en la situación por la que está pasando un cura negro norteamericano
al cuál han quemado su iglesia porque está intentando que sus fieles tengan los
mismos derechos y deberes (hace hincapié en el acceso a la educación y a acabar
con la segregación) que la población blanca local y está permanentemente
amenazado por el KKK en su localidad sin que las autoridades eclesiásticas de
la zona tomen partido por él. Ahora el párroco quiere denunciar y presentarse
en un juicio. Es un párroco implicado en la vida social y política de sus
feligreses y no para de luchar. Plantea también veladamente cómo en el Vaticano
le tratan con condescendencia y muestra también diferencias raciales y
discriminación. ¿Para cuando un Papa negro?
Implicación política
Otro tema polémico que toca es el
posicionamiento de la Iglesia católica ante el avance del nacionalsocialismo
liderado por Hitler. Y lo toca, de nuevo, de manera inteligente. En la película cuando
Alemania anexiona Austria… es evidente y escalofriante la implicación política
de la Iglesia austriaca y sus buenos ojos hacia lo que está aconteciendo. El
que finalmente se retracte el máximo mandatario de la Iglesia austriaca, algunos lo ven
como un signo de debilidad y de no ir más allá de Preminger en este asunto. Y por lo único que se retracta es porque tiene una conversación privada con Hitler donde es tratado de manera humillante y donde el dictador alemán le hace saber que no va a llegar a ningún acuerdo con él ni los cristianos van a tener ningún privilegio.
Pero
es que las relaciones entre Hitler, el nacionalsocialismo y la Iglesia católica
nunca fueron claras (o es un tema tan controvertido que no se ha tocado tan
exhaustivamente como otros puntos). Lo que sí se ha evidenciado es que la Iglesia católica, y
desde el Vaticano, tuvo un controvertido papel neutral (o un darse la vuelta y
cerrar los ojos) en un momento crucial. Cuando mandan al protagonista, todavía
obispo, a Austria para amonestar al mandatario austriaco, la actuación del obispo
que le envía es coherente con cómo ha actuado en otras situaciones a lo largo
de la película (por ejemplo cuando recibe al sacerdote negro), ese obispo ya ha
mostrado en varias ocasiones que es contrario a que la Iglesia se implique de
alguna manera tanto políticamente como socialmente…
Luchas de poder y ambiciones.
Diplomacia
Otro tema apasionante de la
película (además de presentar todo el ritual de la Iglesia católica en el
Vaticano) es mostrar el funcionamiento de la jerarquía eclesiástica como un organismo
de poder. Con sus luchas y sus ambiciones entre los integrantes para llegar a
puestos máximos. Así como la importancia de papeles dignos de todo un estado
político como la figura del diplomático dentro del Vaticano.
Así como le gustaba a Preminger,
el protagonista queda en un ‘limbo de ambigüedad’ por una parte le vemos como
un hombre inteligente y preparado con una vocación real, por otra como un
hombre confuso y que duda y tiene crisis de fe, y por último (en su rol más
controvertido pero que enriquece su radiografía de personaje), como un hombre
ambicioso que aspira a los más altos puestos eclesiásticos hasta llegar a ser
nombrado cardenal.
Otros temas
Toca otros temas controvertidos
como el papel de muchos párrocos convertidos en recaudadores de dinero astutos
para poder mantener sus iglesias (y en un no mirar de dónde llegan ciertos
donativos). O el polémico tema de los milagros, la política que se sigue para
confirmar un asunto milagroso o no y cómo llega esa información a los fieles.
Todos temas que siguen siendo actuales hoy.
La teoría de las dos mujeres
Cuando he vuelto a ver la
película me ha llamado poderosamente la atención el tratamiento de los dos
personajes femeninos (la hermana y el personaje de Romy Schneider) porque de
pronto me vino a la cabeza la frase con la que empieza la nueva película de
Polanski, La Venus de las pieles, “Dios le castigó poniéndole
en manos de una mujer”.
Es decir los dos personajes que desmoronan y
que hacen dudar de su fe y carrera eclesiástica son las mujeres. Los dos
personajes capaces de alejar al personaje de sus ambiciones en su ascenso a
cardenal y de plantearle dilemas éticos y morales… son mujeres. Así es, la
mujer representada como Eva, la que arrastra al hombre fuera de su ‘paraíso’…
Y curiosamente ambas mujeres (las más
importantes de su vida) son las que hubieran podido cambiar el destino del
cardenal. Y ambas mujeres, como Eva, son castigadas con destinos trágicos.
Ambas son personajes muy complejos y ambiguos que dan la vuelta al concepto de
pecado, cuestionándolo: una solo quiere tener las riendas de su vida y
continuamente es reprimida… y escalofriantemente eliminada.
Y la otra es un personaje femenino muy pero
que muy complicado: es la joven austriaca por la que el protagonista (durante una
excedencia en su carrera hacia el poder) se plantea el tener relaciones con una
mujer y alejarse de la Iglesia. Romy no se transforma en una sencilla mujer
austriaca, no es una princesa de cuento. Nos la presentan como una joven rica,
tradicional, individualista y conservadora que admira EEUU y que según dice
solo aspira a amar a un hombre y decide que ese hombre sea el protagonista
viendo frustrados sus ‘sueños’ cuando él decide seguir su camino. En el segundo
encuentro entre ambos sigue siendo una mujer rica y posicionada, casada con un
banquero de origen judío, que además ve con buenos ojos la anexión con Alemania
y la política de Hitler. Su pensamiento y una acción de su marido (que está muy
asustado con la situación política de su
país) la convierten en un objetivo de la Gestapo, que ella, entre rejas, recibe
como un castigo casi divino por no haber amado al hombre adecuado…
De nuevo el papel de los dos personajes femeninos en la vida del protagonista es ambiguo y polémico: porque ¿es el cardenal el responsable irresponsable (valga la paradoja) e inmaduro del trágico destino de ambas? ¿La actuación del protagonista es puro egoísmo y ellas unas víctimas? O miradas con los ojos del protagonista: ¿son las mujeres las que retiran al cardenal de su 'noble' objetivo? ¿Son las mujeres las representantes de Eva, la semilla del pecado, las tentaciones...?
Un cardenal asustado…
Otro tema que me resulta
apasionante es la elección del actor protagonista, Tom Tryon. Lo pasó tan mal
con el Ogro que se retiró definitivamente del cine. Además recibió muy malas
críticas en comparación con sus otros compañeros de reparto. A mí me parece una
elección idónea y su inexpresividad, belleza y rigidez concuerda con la
‘incomodidad vital’ que posee siempre el protagonista en todos los aspectos de
su vida.
Además la historia de Tom Tryon
es interesante y curiosa… después de retirarse como actor de cine se convirtió
en un escritor de éxito de novelas de ciencia ficción, terror y misterio, y
algunas de ellas fueron llevadas al cine. Por ejemplo, uno de sus relatos —una
serie de cuentos que realizó sobre Hollywood— sirvió de base para una de las últimas
películas de Billy Wilder, Fedora.
Un aspecto personal que me ha
llamado la atención, Tom Tryon era homosexual…, un homosexual haciendo de cardenal no tuvo que
gustar mucho a la Iglesia más cuando también es conflictivo el posicionamiento
de esta respecto a este tema (que sigue siendo hoy protagonista de enconados
debates)… ¿Para cuando un Papa gay?
Formas de contar
¿Y formalmente merece la pena El cardenal? A mi gusto Otto Preminger
vuelve a demostrar su dominio de la narración cinematográfica. El cardenal es una superproducción
plagada de momentos íntimos y soluciones formales efectivas. Así como
personajes complejos (con buenas interpretaciones de Carol Lynley, Raf Vallone,
Burgess Meredith, Cecil Kellaway o el director de cine, John Huston) y bien
construidos.
… La película ofrece pinceladas
de la vida del cardenal y muestra una estructura perfecta: en el momento que
está siendo nombrado cardenal, en una ceremonia, el protagonista va rememorando
los momentos culminantes de su vida hasta llegar al cargo.
Cuenta con una puesta en escena y
con unas decisiones en la manera de contar que acompañan el relato: desde la
presentación del personaje en los créditos que nos muestra a un eclesiástico
del que nada sabemos paseando por Roma (que además nos sitúa en la época en que
es nombrado cardenal: Mussolini en el poder y todavía no ha estallado la
segunda guerra mundial) hasta momentos íntimos como la escena del confesionario
(donde su hermana menor trata de comunicarse fallidamente con él). Otro momento
culminante por cómo lo muestra (aunque ahora sea una escena mil veces repetida
pero en el momento que la plasmó Otto, no), con un distanciamiento y una
objetividad que causa un impacto en el espectador brutal, es un suicidio de uno
de los personajes.
También merece la pena apuntar la
presentación de ciertos personajes como el obispo con rostro de John Huston o al
padre del protagonista. Así como la meticulosidad de los ritos religiosos y las
vestimentas, la vida interna en las iglesias o en los pasillos del Vaticano.
Así la película de El cardenal entiendo que pudiera
aparecer en las listas del momento en segundo lugar además de parecerme un
punto de inflexión en la carrera de su director. Y que puede ser además una
película rescatable para verla hoy, analizarla y debatirla.
Isabel Sánchez