… un rastro de destino inevitable
y de nihilismo destructivo recorre cierta cinematografía norteamericana (que se
inspira, muchas veces también, en tradición literaria). Metros de fotogramas
donde la codicia y el mal habitan sin ser destronados y donde cualquier
inocencia es pura quimera. Abogados que deciden pasarse al otro lado, dilemas
morales que no pueden ser resueltos, posibilidad de estar tan pronto en la cima
como caer al abismo, asesinos sin un atisbo de piedad, territorios sin ley…
algunos en la frontera entre dos países (dos mundos), mujeres y hombres fatales
sin sentimientos o emociones, una violencia tan natural que espanta, rumbos sin
posibilidad de huida ni de redención y cadáveres solitarios en los vertederos,
en el fondo de los puentes, flotando en el agua o en las cunetas… Y al final
una manera de ver el mundo, una filosofía oscura de lo inevitable y con una
visión muy negativa del ser humano. Guionistas y directores crean una misma
senda que conduce a un mundo donde el pesimismo y la poca fe en el ser humano
ofrecen un futuro en picado. Y sin embargo, no se sabe muy bien cómo, hay una
mezcla de romanticismo trágico, poesía visual, tragedia griega con ecos
shakesperianos y a veces, como herramienta de supervivencia, un humor muy
negro. El camino pasa por Abraham Polonsky (La
fuerza del destino), continúa en Jules Dassin (Noche en la ciudad), se regodea en Samuel Fuller (Manos peligrosas) y Sam Peckinpah (Quiero la cabeza de Alfredo García),
resucita con los hermanos Coen (No es
país para viejos), Andrew Dominik (Mátalos
suavemente) y William Friedkin (Killer
Joe) y continúa ahora con Ridley Scott y El consejero.
En El consejero se une el dominio visual que imprime Ridley Scott en
muchas de sus mejores obras cinematográficas (además del pesimismo latente de
sus mejores películas) con el universo literario del octogenario Cormac
McCarthy quien ejerce como guionista cinematográfico (su segunda vez, la
primera fue a finales de los años setenta para la televisión con The gardener’s
son). El autor de No es país
para viejos o La carretera (ambas adaptadas al cine) desata su
mirada reflexiva sobre un mundo codicioso y violento donde los seres humanos
son marionetas del destino. Y donde la inocencia es un estado del alma difícil
de mantener o salvar. Y no sólo eso sino que además sus protagonistas son responsables
hasta sus últimas consecuencias de las malas y buenas decisiones y elecciones
realizadas en sus vidas. Y donde es imposible olvidar la presencia continua de
la muerte.
Desde la primera secuencia, antes de los títulos de crédito, intuimos que un destino turbio e inquietante espera a esos dos amantes que se dicen
frases lascivas bajo unas sábanas blancas… y que esa claridad es lo más cerca
que van a estar de tocar algo parecido a la felicidad. Y es que El consejero
empieza cuando todo el engranaje está ya puesto en marcha, sin posibilidad de
vuelta atrás, y sin que sus personajes puedan apenas hacer nada. Solo esperar. Y
en esa espera los personajes dialogan y también filosofan sobre la amistad, el
amor, el sexo, la violencia, la muerte, los dilemas sociales o la codicia…
mientras paralelamente, somos testigos de un viaje de un camión cargado de drogas entre
México (Ciudad Juárez) y EEUU (Chicago) que va cambiando el destino de los personajes. Según ese viaje se va torciendo, los
personajes protagonistas que estaban en la cima van cayendo y otros van
surgiendo de las sombras hasta que sean de nuevo relevados (quizá de la manera
más violenta, como sus antecesores)… el destino es imparable como una rueda que
nunca deja de girar.
Además El consejero cuenta con una buena galería de actores protagonistas
y secundarios interminable que habitan una historia con aires de neo noir
filosófico y película de frontera donde todo transcurre en una atmósfera
inquietante y de fátum inevitable. Cinco son los protagonistas rodeados por
unos secundarios que actúan como guardianes de la cadena de sucesos y caídas
(Rosie Pérez, Ruben Blades, John Leguizamo, Bruno Ganz...). Además de las
buenas interpretaciones de Michael Fassbender (el consejero del título que pasa
de la cumbre a la caída, de la sotisficación a la lágrima y el vómito), Brad
Pitt (que protagoniza una de las escenas más violentas), Penélope Cruz (en el
rol más plano de mujer enamorada a la que golpeará y arrastrará a lo más hondo
la decisión del hombre amado) y Javier Bardem (un veterano en el universo de
McCarthy… con extraños sucesos capilares. Si en No es país para viejos
transformó a el príncipe de Beckelar en un temible asesino, en El consejero
es un Pumuki moreno que se convierte en un narcotraficante filósofo… y lo
bueno es que en ninguno de los dos casos sale mal parado), sorprende gratamente
una Cameron Díaz como mujer fatal y depredadora (como sus mascotas, dos
leopardos) que se pasea con un diente de oro y unos tatuajes felinos.
El consejero es una película anómala —extraña e
irregular— que esconde escenas poderosas y diálogos filosóficos que conducen a
una visión nihilista y trágica de la vida, a un estudio pesimista sobre el
poder destructivo de la codicia.
Isabel Sánchez
Hola Isabel:
ResponderEliminarComo ya me ha pasado leyendo otras críticas tuyas, me han dado ganas de ver El Consejero y eso que, en principio, no me atraía demasiado. Me parecía que de la conjunción de tanto talento y ego junto en una sola película no podía salir nada bueno pero quizás me equivoque.
Me encanta tu párrafo dedicado a los peinados de Bardem, Cuando vi el trailler de la peli, me pregunté si él mismo exigirá por contrato que le pongan "esos pelos". Va a conseguir salir de nuevo en Los Simpson, una aspiración muy legítima e inteligente.
Un gusto leerte.
Besos,
Almu.
... Sí es curioso lo de Bardem, las pelucas y los personajes de McCarthy (no he leido la descripción de esos personajes en la novela de No es país para viejos ni en el guion de El consejero... así que no sé si las transformaciones capilares son creación del autor... Es un misterio que tendré que descubrir y desvelar, je, je, je).
ResponderEliminarY El consejero me sorprendió gratamente. Iba con cierto reparo... y sin embargo me sorprendí disfrutando de la propuesta porque como pongo al final es una película anómala, extraña e irregular. Tiene una cualidad hipnótica y unas imágenes con mucha fuerza así como unos personajes que te atrapan. Los diálogos son tan literarios que provocan un extrañamiento peculiar y terminas hundiéndote en ellos...
Por cierto, qué bien me sabe llorar Michael Fassbender. Se está convirtiendo en su firma personal mostrar una lágrima que resbala por su mejilla...
Ya sabes que yo también disfruto mucho leyéndote.
Un beso
Isabel
Hola Isabel!
ResponderEliminarA mi también me han dado ganas de ver la película al leer tu crítica.
Me encanta como describes los mundos oscuros que crea MacCarthy y me ha alegrado mucho que nombres Killer Joe, una película tremenda a la que no se le dió suficiente bombo en España.
Un abrazo
Jesús
¡Hola Jesús! Ya me dirás tus impresiones. A mí me sorprendió más de lo que me esperaba.
ResponderEliminarSí, Killer Joe me pareció una película super interesante, también anómala, con unos personajes y unas situaciones muy oscuras que explotaban el humor negro... porque sin ese humor todo lo que planteaba era difícil de soportar. Y qué increíble el personaje de policía corrupto y asesino, Joe. Para mí Matthew McConaughey está siendo una de las grandes sorpresas de este año (y sigue imparable... le he visto en el tráiler de la última de Scorsese y va a seguir llamando la atención...).
Beso
Isabel
Hola Isabel,
ResponderEliminarHace años que perdí el interés por el cine de Ridley Scott, aunque han conseguido despertarlo algo la presencia de Cormac McCarthy en el guión y esta estupenda reseña tuya (fantástica la lista de películas que relacionas, donde me alegra mucho ver esa obra genial y algo olvidada que es "Noche en la ciudad").
Muy divertidas esas observaciones sobre Bardem y su faceta de Lon Chaney capilar, jaja…
Besos,
Javier
... Yo sigo cayendo en las redes de Scott y, a veces, me sigue dando sorpresas como El Consejero que no me lo esperaba. Y es que su poderío visual (y su pesimismo de fondo) acompaña los trazos filosóficos de McCarthy... y el resultado, a mí por lo menos, me ha llamado bastante la atención. También su condición de película extraña... basta con escuchar hablar a los personajes. Si incluso Blades se marca un monólogo con Machado que te deja en el sitio y no te extraña en absoluto que el pobre Fassbender llore desconsolado... No es una película cómoda...
ResponderEliminarY es que encima, para aumentar más la incomodidad, nos encontramos con el diente de oro del personaje fatal de Cameron (¡qué tía!), los pelos del de Bardem (¿alguien sabe si los personajes de McCarthy tienen esos peculiares peinados...?) y el sombrero de cowboy de un Brad Pitt que se cree que se sabe todas (pero ¡no!)... Guau.
Besos
Isabel
A por cierto... Noches de la ciudad brutal... y Richard Widmark te rompe. También sabes cuàl es su destino nada más verle...
ResponderEliminarBesos
Isabel
De acuerdo con todo lo que te dicen Almudena, Jesús y Javier en los comentarios: no he visto la película, pero te garantizo que es la primera crítica que he leído que me ha hecho ENTENDER la diferencia de "El consejero" y darme firmes ganas de verla. La genealogía de películas que elaboras es iluminadora y estupenda. Yo leí "No es país para viejos", pero no recuerdo mención del estilo capilar de Chigurh.
ResponderEliminarun abrazo,
jordi
Ja, ja, ja... habrá que seguir investigando sobre los extraños estilos capilares en los distintos personajes de McCarthy... sobre todo los que tiene que protagonizar Bardem. ¿Su maldad vendrá de ahí? ¿Sus pelos tendrán poderes como le ocurría a Sansón?¿Habrá que dejarles con un triste y poco original corte para que vayan por la buena senda?
ResponderEliminarBeso
Isabel
Otra magnífica crítica, muchas gracias Isabel, da gusto leerte! Me encantan especialmente las dos primeras líneas y no podría estar más de acuerdo. Confieso que me encantaron los diálogos, de los que se ha dicho de todo, especialmente lo de que "la gente normal no habla así", pero es que no son gente normal!! me gusta perderme en todas esas reflexiones, y la de Blades es cierto que es fabulosa!
ResponderEliminarSaludos,
Pilar
Sí, Pilar, has dicho algo genial respecto a los diálogos. Efectivamente pienso como tú, la mayoría de los personaje ¡no son gente normal!
ResponderEliminar... Y algunas de sus reflexiones causan escalofríos y te dejan pensando un buen rato. Es verdad, da gusto perderse por sus reflexiones...
Por cierto ayer vi 12 AÑOS DE ESCLAVITUD y aún me dura el trauma... pero ¡qué impresionante y qué imágenes!
Besos
Isabel