… es
necesario: 1- conocer los planos, 2- conocer las rutinas y 3- contar con ayuda,
interna o externa.
1.- Conocer los planos. Plan de escape, de Mikael Hafström, es
un elemento de la Especie cinematográfica; Género acción; Familia carcelaria;
Orden fuga; Clase reunión de viejos conocidos; División mamporros; Reino SchwarzeStallone. Para los queridos espectadores que no se
sientan atraídos, Le week-end está en la sala de al lado.
2.- Conocer las rutinas. Desde La Gran Evasión (1963) a Prison Break (2005) la premisa básica es
la misma: escaparse de una cárcel. Sobre esa línea se dibuja el resto: uno o
varios protagonistas, inocente/s o redimido/s o pagando el pato por otros. Un
tipo de carácter, inteligente y con instinto de supervivencia. En una fuga
múltiple se repartirán arquetipos.
Brubaker sólo hubo uno así que la
villanía del alcaide aunque sea opcional, suele funcionar: es difícil olvidar
al Donald Sutherland de Encerrado (1989)
o a Bob Gunton de Cadena Perpetua
(1994). La prisión en sí, cuanto más extrema y más rara, mejor: a Christopher
Lambert le encerraban en la Fortaleza
Infernal (1992) y a Ray Liotta le soltaban en una isla en Escape de Absolom (1994); a Rutger Hauer
bastó con ponerle un dogal explosivo al cuello en Peligrosamente Unidos (1991) y los convictos de Con Air (1997) iban en avión… Para los
queridos espectadores que salgan huyendo, 3
bodas de más está en la sala del otro lado
3.- Contar con ayuda interna o externa.
Obligado a abandonar su carrera política, Arnold Schwarzenegger volvió al cine
para deleite de quienes le echaban de menos y horror de quienes no, y se sumó al
injubilable reparto de la nueva franquicia creada por su colega Stallone. Los Mercenarios, que cumplía los sueños
húmedos de los fans de la acción de los ochenta, dejaba no obstante seco el de
tener justo a estos dos cara a cara y mano a mano.
Mikael Hafström tiene en su haber
títulos tan dispares como Shangai,
película con aroma del Hollywood de los años 50 por los cuatro costados y 1408, adaptación de un cuento de Stephen
King. No son de fuegos artificiales pero sí muy correctas y, si se suma a ellas
la película que nos ocupa, puede decirse que este hombre conoce y maneja las
claves de los géneros que toca y, en lo que concierne a Plan de escape que viene precedida de la carga de prejuicios contra
Género y Reino y la idea de que es mala, no se ha contentado con tener a dos galácticos como protagonistas para sacar
adelante el proyecto.
Plan de escape no pretende competir en las grandes ligas y corre el
mismo riesgo de ser olvidada que muchas otras pero es una muy entretenida
película que hace algo más que aprobar por la mínima. Cuenta, además de con Jim
Caviezel, con otro par de rocosos intérpretes como Vincent D’Onofrio y Sam
Neill y sabe mantener bien el ritmo. Más que humor hay socarronería por cierto no
exenta de incorrección política y Ray Breslin y Emile Rottmeyer tienen entidad
más allá de los mitos que los interpretan (sí, el verbo es correcto). Vale que
este no sería el título que quien esto escribe recomendaría para acercarse a
ellos pero desde luego no es el peor (ni
tampoco de Jim Caviezel).
Conociendo
pues el percal, y visto el aforo completo de mi sala, cabe concluir que sus
incondicionales no necesitan ánimos y para el resto siempre habrá un Hobbit.
Ana Álvarez
Una crítica lúdica, chispeante y eléctrica que se ajusta (creo) al modelo de cine dionisíaco que defiende. No sé si te llevaría la contraria en algo porque no he visto "Plan de escape", pero, de entrada, tu texto me parece un buen argumento de seducción.
ResponderEliminarun abrazo,
jordi
Muy divertida crítica, sin intención de verla en el cine, si algún día la pasan por la tele, me reiré pensando en ti!
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