¿Es
propio de los héroes añadir a su fuerza y sabiduría una enorme capacidad de
sacrificio? Katniss Everdeen, heroína
protagonista de la trilogía que adapta la novela superventas de Suzanne
Collins, comienza su camino de sacrificio ya en la primera entrega, cuando se
presenta voluntaria para salvar a su pequeña hermana de la lucha a muerte que
tiene lugar una vez al año en los juegos entre los distritos de Panem, trasunto de los Estados Unidos.
Los juegos del hambre suponen una variación temática más del
formato reality show, que sirve de
motivo argumental a diferentes obras de ficción literaria o cinematográfica. En
Perseguido (dirigida en 1987 por Paul
Michael Glaser y protagonizada por
Arnold Schwarzenegger) se nos presentaba una sociedad distópica en la que los
presos participaban en un concurso a muerte; en
la película Battle Royale (que
adapta la novela del japonés Takami) los estudiantes de secundaria se iban eliminando entre sí, y, además, cada
joven contaba con un arma asignada, que los representaba; del mismo modo, Katniss −como Diana cazadora− es certera
en el uso del arco.
No
es esa la única huella de la mitología y de la cultura romana en la película.
Los participantes-gladiadores desfilan
en cuadrigas ante una multitud que parece ordenada en legiones en una de las
escenas; simultáneamente, sus ropas desprenden llamas, para alborozo del
público. En otro de los momentos de lucimiento de la protagonista, su blanco vestido de novia se transforma en un combativo vestido negro que recuerda a un
ave, mediante la acción del fuego (esa proeza es posible gracias a su
modisto, el mismísimo Lenny Kravitz). Katniss, encarnada por Jennifer
Lawrence, siempre con su trenza de aire
romano, se va convirtiendo en símbolo de esperanza para los oprimidos y
hambrientos habitantes de los distritos.
Junto
a Jennifer Lawrence (Winter´s bone, X-men: primera generación, El lado bueno de las cosas), destaca el
papel del presidente Snow,
interpretado por Donald Sutherland. Aferrado al poder, es capaz de ver la
amenaza en que ella se ha convertido. Resulta llamativo que el personaje −que
simboliza la fuerza del mal− sea
mostrado leyendo plácidamente o conversando con su nieta. Se agradecen otras
apariciones: la de Stanley Tucci, en el papel de presentador del evento, y la de Philip Seymour Hoffman, el nuevo
organizador de los juegos.
No
obstante, a lo largo de las dos horas y cuarto que dura la película, los
personajes se mantienen fieles a la premisa establecida desde el comienzo,
evolucionan poco desde lo que ya se podía predecir: Katniss y algunos otros siguen sacrificándose, siempre para salvar a los demás. Ese aspecto los hace, posiblemente, menos atractivos de lo que podrían haber
llegado a ser, porque nunca dudan, ni tienen sentimientos encontrados. Los seguidores de Sinsajo,
tercera novela de la saga,
tendrán que esperar a la revolución, que nos contarán en la próxima entrega, en
dos diferentes películas.
Me encantan las referencias. Cuánto disfruté con Perseguido.
ResponderEliminarSe os ha olvidado firmar esta crítica. No he visto la película, pero sí que vi la primera entrega y me sorprende que, de repente, la saga de "Los juegos del hambre" se haya convertido en una propuesta tan interesante de una película a otra. Tengo la leve impresión de que esta crítica acaba siendo algo complaciente con la propuesta, pero quizá me equivoque.
ResponderEliminarun abrazo,
Jordi Costa
Hola, Jordi:
ResponderEliminarSe me pasó firmarla. Es muy posible que tengas razón en lo que me dices, porque la película me resultó aburrida y no he sido capaz de analizar las causas...
Un abrazo,
Estela