En la
Franja de Gaza los pescadores palestinos no pueden alejarse a faenar más allá
de 4 km de su costa, lo que resulta en la captura de diminutos pececillos y un
sinfín de artilugios a los que ya no les queda ningún uso por recibir. El director y guionista de Un Cerdo en Gaza,
Sylvain Estibal, uruguayo afincando en Francia parte de esta premisa para
presentarnos a Jafaar, quien sale cada día al mar con la misma ilusión y vuelve
a tierra con el mismo cargamento, la esperanza de que mañana sea mejor.
A este
simpático antihéroe la suerte no le acompaña. Ya apenas tiene recursos y su
único interés es sobrevivir al día a día, estando dispuesto a cualquier cosa
con tal de conseguirlo. Su existencia cambia cuando un día cae en sus redes,
probablemente perdido por algún carguero asiático, un cerdo, animal considerado
impuro no sólo por la fe del islam, sino también por la religión judía,
haciendo que Jafaar se encuentre ante un problema mayor que la vigilancia que
sufre desde el tejado de su casa o el asfixiante bloqueo israelí en la Franja
de Gaza. Tras intentar desprenderse de él sin ninguna suerte, en su intento por
sacar rendimiento al cerdo entablará relaciones con una joven judía interesada
en una muy concreta parte de este animal.
Este
punto de partida revela el tono surrealista y absurdo en el que va a moverse el
guión, y es que éste debutante en la dirección cinematográfica se acerca al
conflicto palestino-israelí desde el humor, jugando con la animadversión que
comparten ambas religiones a los cerdos como centro argumental. La idea de este
acercamiento se gestó en un viaje del director a Hebrón (Cisjordania) en 2004 al
realizar un trabajo como fotógrafo para la agencia France Press. Una vez allí dejó
una cámara a una familia palestina y a otra israelí. Tiempo después, cuando se
produjo el intercambio de fotografías, ambas
familias descubrieron que tenían vidas mucho más perecidas de lo que ellos
creían.
Esta
bienintencionada apuesta cumple como obra cómica gracias a la sobresaliente
interpretación de Sasson
Gabai en el papel de Jaffaar, un
hombre medio, arrastrado por las circunstancias, que bien podría estar sacado
de una obra de De Sica o ser un Charlot moderno que no ceja en su esfuerzo por
levantarse entre tropiezo y tropiezo, te ríes con sus resbalones pero no dejas
de desear su triunfo. Su compañero el cerdo es la mayor virtud del film,
ofreciéndonos gags tremendamente efectivos como verle caminar disfrazado de
oveja para que pueda pasar desapercibido a los ojos de los soldados.
Pese a
que funciona como parodia de la convivencia entre palestinos e israelíes en una
zona tan devastada como la Franja de Gaza riéndose sin censura de unos y otros,
evoluciona hacia un final de denuncia que naufraga y no logra encontrar el
equilibrio, sin ser capaz de comprometerse. Cuando el subtexto se convierte en
texto nos vemos obligados a mandar al cerdo de vuelta al mar.
Marta Alonso
... Me gusta ver películas que reflejen el conflicto palestino-israelí, y como escribes en tu crítica, Un cerdo en Gaza lo hace desde una perspectiva compleja, desde un "tono surrealista y absurdo". Y ese tono tiene para mí como espectadora un efecto llamada. Como me llaman la atención dos asuntos más: el antihéroe como un Charlot moderno (que, por cierto, fue rechazado por los surrealistas cada vez que se iba volviendo más tierno, ¿pasaría lo mismo con Jaaffar?) y ese gag que refleja también el cartel (y que tú señalas) que me deja escapar ya una sonrisa: ese cerdo disfrazado de oveja... a mí ya me conquista.
ResponderEliminarBesos
Isabel
Hola, Marta: Has hecho una crítica excelente y me gustan mucho los referentes que has manejado -Charlot y De Sica-, pero eso mismo hace que repare en el único punto débil de tu argumentación: creo que el tono no es "surrealista y absurdo", sino que estamos más bien ante lo que podría ser el equivalente de una comedia neorrealista. Es cierto que esa estrategia neorrealista genera imágenes chocantes, que sí podríamos tildar de "absurdas", pero conviene no usar el adjetivo "surrealista" cuando, en realidad, queremos decir eso: chocante o sorprendente.
ResponderEliminarabrazos,
jordi