martes, 10 de diciembre de 2013

Para que una fuga tenga éxito…



… es necesario: 1- conocer los planos, 2- conocer las rutinas y 3- contar con ayuda, interna o externa.

1.- Conocer los planos. Plan de escape, de Mikael Hafström, es un elemento de la Especie cinematográfica; Género acción; Familia carcelaria; Orden fuga; Clase reunión de viejos conocidos;  División mamporros; Reino SchwarzeStallone.  Para los queridos espectadores que no se sientan atraídos,  Le week-end está en la sala de al lado.

2.- Conocer las rutinas. Desde La Gran Evasión (1963) a Prison Break (2005) la premisa básica es la misma: escaparse de una cárcel. Sobre esa línea se dibuja el resto: uno o varios protagonistas, inocente/s o redimido/s o pagando el pato por otros. Un tipo de carácter, inteligente y con instinto de supervivencia. En una fuga múltiple se repartirán arquetipos.
Brubaker sólo hubo uno así que la villanía del alcaide aunque sea opcional, suele funcionar: es difícil olvidar al Donald Sutherland de Encerrado (1989) o a Bob Gunton de Cadena Perpetua (1994). La prisión en sí, cuanto más extrema y más rara, mejor: a Christopher Lambert le encerraban en la Fortaleza Infernal (1992) y a Ray Liotta le soltaban en una isla en Escape de Absolom (1994); a Rutger Hauer bastó con ponerle un dogal explosivo al cuello en Peligrosamente Unidos (1991) y los convictos de Con Air (1997) iban en avión… Para los queridos espectadores que salgan huyendo, 3 bodas de más está en la sala del otro lado

3.- Contar con ayuda interna o externa. Obligado a abandonar su carrera política, Arnold Schwarzenegger volvió al cine para deleite de quienes le echaban de menos y horror de quienes no, y se sumó al injubilable reparto de la nueva franquicia creada por su colega Stallone. Los Mercenarios, que cumplía los sueños húmedos de los fans de la acción de los ochenta, dejaba no obstante seco el de tener justo a estos dos cara a cara y mano a mano.

Mikael Hafström tiene en su haber títulos tan dispares como Shangai, película con aroma del Hollywood de los años 50 por los cuatro costados y 1408, adaptación de un cuento de Stephen King. No son de fuegos artificiales pero sí muy correctas y, si se suma a ellas la película que nos ocupa, puede decirse que este hombre conoce y maneja las claves de los géneros que toca y, en lo que concierne a Plan de escape que viene precedida de la carga de prejuicios contra Género y Reino y la idea de que es mala, no se ha contentado con tener a dos galácticos como protagonistas para sacar adelante el proyecto.

Plan de escape no pretende competir en las grandes ligas y corre el mismo riesgo de ser olvidada que muchas otras pero es una muy entretenida película que hace algo más que aprobar por la mínima. Cuenta, además de con Jim Caviezel, con otro par de rocosos intérpretes como Vincent D’Onofrio y Sam Neill y sabe mantener bien el ritmo. Más que humor hay socarronería por cierto no exenta de incorrección política y Ray Breslin y Emile Rottmeyer tienen entidad más allá de los mitos que los interpretan (sí, el verbo es correcto). Vale que este no sería el título que quien esto escribe recomendaría para acercarse a ellos pero desde luego no  es el peor (ni tampoco de Jim Caviezel).

Conociendo pues el percal, y visto el aforo completo de mi sala, cabe concluir que sus incondicionales no necesitan ánimos y para el resto siempre habrá un Hobbit.


Ana Álvarez        

2 comentarios:

  1. Una crítica lúdica, chispeante y eléctrica que se ajusta (creo) al modelo de cine dionisíaco que defiende. No sé si te llevaría la contraria en algo porque no he visto "Plan de escape", pero, de entrada, tu texto me parece un buen argumento de seducción.

    un abrazo,

    jordi

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  2. Muy divertida crítica, sin intención de verla en el cine, si algún día la pasan por la tele, me reiré pensando en ti!

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