lunes, 9 de diciembre de 2013

This is the World's End





Fin del mundo. Las tres palabras que vendrían acompañadas de una foto de Roland Emmerich en un hipotético diccionario del cine han sido llevadas a la gran pantalla desde múltiples prismas. Desde la destrucción más absoluta y espectacular (Ultimatum a la tierra) hasta lo más individual e íntimo (4:44 Last day on earth). Para los más pequeños (Wall-E) o para aquellos más adultos (Melancholia). Ecológicas (El día de mañana) o metafóricas (Take Shelter). El apocalipsis ha sido retratado desde todo género imaginable. Curiosamente este año dos comedias han cogido esta temática para convertirla en el centro de sus historias. Lo más interesante de ello es que ambas han parecido ponerse el traje de sus compañeras y retroalimentándose han decidido descubrir cómo se siente ser el otro por un día. Juerga hasta el fin y Bienvenidos al fin del mundo tienen más cosas en común de lo que parece. El progreso y el fin se interrelacionan para ayudar a sus creadores a hacer una reflexión sobre sus particulares estilos.

Seth Rogen y Evan Goldberg dirigen Juerga hasta el fin, una historia apocalíptica con tintes autobiográficos en los que múltiples actores y artistas son víctimas del Apocalipsis, en el sentido bíblico de la palabra. Seth Rogen, James Franco, Jonah Hill, Jason Segel, Martin Starr, Michael Cera… Multitud de nombres relacionados con las producciones de Judd Appatow. De ahí que la película no se salva de lo que podríamos referirnos como “toque Appatow”: historias con premisas aparentemente transgresoras que en su desenlace nos descubren esa moralina que estaba subyaciendo durante todo el metraje. No hace falta más que acercarse a cualquiera de las obras que entran dentro de este círculo y cogiendo un par de ellas al azar descubriremos como esta fórmula se descubre infalible: Virgen a los 40, Paso de ti, La boda de mi mejor amiga o Freaks and geeks y Girls por entrar en el formato televisivo. De ahí que lo más interesante de esta película es reflexionar sobre si ese “end” del que habla el título original del film se refiere al de esta fórmula. Reflexión que podría personificarse en Danny McBride.



 
Más allá de su irrupción, que rompe el ritmo de la película, Danny McBride parece dar vida a un personaje (en el que, como el resto, se interpreta a sí mismo) que trasciende la propia película. No puede ser casualidad que James Franco en un momento dado, hablando a cámara verbalice su deseo de que McBride abandone la casa ya que él no tiene nada que ver con el resto de los habitantes. Es alguien al que nadie invitó a esa fiesta. El momento en el que más evidente se hace esta intrusión es en el que intentan expulsarle. Tras escuchar los comentarios de sus compañeros, McBride entona un discurso melodramático que compunge el corazón de todos sus compañeros para acabar intentando dispararles. Tras vestirse de personaje Appatow, el protagonista de Eastbound & Down decide mirar solo por sí mismo y en un acto de egoísmo tratar de acabar con el resto. McBride es el único personaje puramente malvado de una película en la que todos sus personajes descubren su maldad. Que el único destino que desconozcamos sea el de su personaje abre la posibilidad de que él tenga el poder de rehacer el mundo (su mundo) tal y como lo conocíamos.  

En conclusión, Juerga hasta el fin se vale de una serie de películas (películas que ellos mismos habían creado) para hacer una reflexión sobre el lenguaje de las mismas. Exactamente lo mismo que habían hecho (quizás buscando menos trascendencia) Edgar Wright y Simon Pegg en las dos primeras películas de la denominada trilogía Cornetto: Zombies Party y Arma Fatal. Era de esperar algo similar para el cierre de la misma: Bienvenidos al fin del mundo.



Bienvenidos al fin del mundo es quizás la historia más redonda que hay en la corta (y hasta ahora fabulosa) filmografía de Edgar Wright. Si hablábamos de un “toque Appatow” podríamos hablar también de un “toque Wright” que consistiría en hacer una especie de popurrí de géneros para valerse de las convenciones de los mismos para narrar una historia propia. Un toque que Wright debería compartir con otro de los nombres que mejor uso ha hecho de esta técnica como es James Gunn. En su última película, Wright nos sorprende con una premisa transgresora que en su desenlace nos descubre el mensaje (¡no moralina!) que subyacía durante todo el metraje. ¿Nos va sonando de algo?

Si cogemos Los amigos de Peter y hacemos que el motor de Peter esté (mucho) más relacionado con la nostalgia de tiempos pasados y le añadimos unos cuantos extraterrestres y unas gotas de patetismo, conseguiremos Bienvenidos al fin del mundo. Scott Pilgrim se ha hecho mayor y sabiendo que quizás los mejores años de su vida ya han sido vividos no le queda otra que sustituir esos 7 ex siniestros con los que luchaba antes por 12 cervezas que beber en un recorrido plagado de obstáculos. Desde metáforas en forma de vehículos, bandas sonoras de los 80 que dan paso a hits electrónicos o diálogos mucho menos crípticos, Bienvenidos al fin del mundo nos narra la historia de Gary King (Simon Pegg) que trata de ocultar bajo litros de alcohol que no tiene nada en su vida mejor que sus recuerdos. Con una propuesta tan aparentemente dramática Wright y los suyos (en el sentido más amplio de la palabra, a los habituales Pegg y Frost se unen otros colegas como Considine, Freeman, Heap…) ayudados por envoltorios de helados, vallas y diálogos solamente superados en su velocidad y ritmo por el montaje del film, fabrican una de las comedias más acertadas del año.

Si como muchos profesionales de guion apuntan, un protagonista debe tener un antagonista interno y otro externo, Wright y Pegg deciden que los de King sean contradictorios. El personaje genialmente interpretado (una vez más) por Pegg debe luchar contra el progreso externo que tiene que aceptar internamente. Aún así, el desenlace de esta trilogía Cornetto, que más allá de helados del mismo nombre tiene en común la lucha de unos pocos contra unos muchos, finalmente decide izar la bandera del ser humano, la de la mediocridad, que como dejó claro al final de la primera temporada de Misfits un recién salido de la adolescencia Nathan Young en un discurso muy similar al que hace Gary King en la resolución del film, va más allá de cualquier conflicto generacional.

Jay Baruchel decía que Juerga hasta el fin era necesaria a modo de catarsis ya que muchas de las cosas que se echaban en cara los personajes necesitaban hacerlo las personas detrás de esos personajes. Catarsis que podría unirse a la que tienen los personajes de Frost y Pegg cerca del final de Bienvenidos al fin del mundo.  Debemos olvidarnos de los éxitos del pasado para centrarnos en el futuro. Independientemente de los gustos de cada uno, una cosa parece clara: Danny McBride desentonaría mucho menos entre la pandilla que formaban los personajes de Wright que lo que lo hacía entre la de los de Appatow. Que nos sirva eso como consuelo ante el final de la trilogía Cornetto y como continuación de las obras de la factoría Appatow.

Aron Murugarren

4 comentarios:

  1. He disfrutado de esta doble crítica de dos comedias sobre el fin del mundo, aunque no he ido a ver ninguna de las dos, pero sí que reconozco que ambas me han llamado la atención... pues ese es un tema, el fin del mundo, que me interesa desde sus distintos enfoques... Y es que como escribes, "el apocalipsis ha sido retratado desde todo género imaginable"...

    Y siempre hay dos perspectivas interesantes: la catastrófica y exterior unida al desastre... y la íntima, ¿qué haríamos cada uno si supieramos que el fin del mundo nos acecha? Y desde esa perspectiva y con el tiempo contado (o con la conciencia del final inminente... la muerte segura) esta segunda cara es muy rica en posibilidades.

    Después hay una tercera visión... después del fin del mundo, de lo apocalíptico, del desastre, puede que no sea el final...

    Un filón el tema del fin del mundo... incluso para provocar la risa (creo, leyéndote, que me conectaría más con Bienvenidos al fin del mundo). La última que recuerdo (muy reciente) sobre este tema es una producción española de varios directores con varias historias distintas ante el inminente fin del mundo... y las mejores era con las que te reías.... La película se llamaba AL FINAL TODOS MUEREN.

    Besos
    Isabel

    ResponderEliminar
  2. Hola Isabel.

    Al hilo de la segunda perspectiva que comentas, otra de las películas que este año ha retratado un fin del mundo (eso sí, muy particular y concreto) es la, para mí, excesivamente atacada "Los amantes pasajeros". Eso de "si se acabara el mundo lo primero que haría sería zumbarme al primero que pase" llevado a pantalla. Y con drogas. Y coreografías.

    "Al final todos mueren" tiene muy buena pinta. A ver si organizan algún pase más y a ese puedo apuntarme.

    Un abrazo.
    Aron

    ResponderEliminar
  3. Muy buena iniciativa la de poner en relación estas dos películas. No he visto "Juerga hasta el fin", pero espero poder subsanar pronto esa laguna. No obstante, no creo que las anteriores películas de Wright tengan menor trascendencia: creo que es un grandísimo director desde "Spaced", que es la serie televisiva donde se encontraron Wright, Pegg y Frost.

    un abrazo,

    jordi

    ResponderEliminar
  4. Hola Jordi.

    Quizás me he explicado mal pero en ningún momento dudo del nivel o talento de Edgar Wright. Cuando me refiero a trascendencia hablo exclusivamente de la temática del film. En general creo que priorizaba (acertadamente) el entretenimiento y la diversión por encima del tema a tratar, algo que en su última película decide igualar. A pesar de eso yo me quedo con las dos anteriores.

    Appatow en cambio creo que quiere enseñarnos una lección vital en cada una de sus películas.

    Abrazos.

    Aron.

    ResponderEliminar