martes, 18 de febrero de 2014

El cardenal de Otto Preminger. ¿Un rescate del olvido?



Todo empezó con la lectura en clase de las listas de películas favoritas estrenadas en 1963 en una revista de Film Ideal. En la lista final, que contabilizaba los votos de todos los críticos del momento, quedaba en un primer puesto Marnie, la ladrona de Alfred Hitchcock y en segundo lugar El cardenal de Otto Preminger.

Y me llamó la atención ese segundo puesto por las preguntas que se formularon: ¿por qué consiguió ese segundo puesto en ese momento? ¿Qué vieron en ella los críticos? ¿Por qué cayó en olvido y además ahora mismo apenas se la conoce? ¿Merece la pena rescatarla? ¿Cómo se la puede mirar hoy?

Ahora va una escueta confesión: me gusta mucho Otto Preminger, al que llamaban el Ogro. Me gusta su cine. Cómo cuenta y las historias que narra. Así que he intentado ver toda su filmografía (todavía me faltan títulos por descubrir) y en uno de esos packs que adquirí para ‘empaparme’ de Preminger aparecía El cardenal. Sin embargo hacía años que no había vuelto a verla. Tenía dos recuerdos: que me había gustado (pero no tanto como otras del director) y a Romy Schneider entre rejas.

Así que decidí volver a verla y preguntarme no sólo qué pudieron ver los críticos de ayer sino con qué mirada puede analizarse hoy. Y he disfrutado mucho del viaje.

Reubicándola en la obra del director
Vale un breve apunte para situarla en la carrera del director, El cardenal está rodada después de dos grandes superproducciones con las que empezó la década de los sesenta y que serían las últimas películas que tendrían tanto al público como a la crítica de acuerdo y a su lado: Éxodo y Tempestad sobre Washington. Después su carrera fue de fracaso en fracaso, el público ya no volvió a la sala de cine ante el nombre de Preminger y la crítica se dividió (aunque eran más las voces negativas). Curiosamente este último periodo de su carrera es el que menos conozco, sin embargo, realizó en 1965 una película inquietante y enfermiza que rompía con esas superproducciones con las que empezó la década, El rapto de Bunny Lake, que confirmaba que seguía siendo un director a tener en cuenta con un lenguaje cinematográfico especial y una forma de contar historias.

Así que El cardenal supuso una ‘ruptura’ en su carrera: de director exitoso y brillante a protagonizar uno de los más tristes declives y caídas en olvido (hasta el punto de que no es fácil encontrar sus últimas películas —como tampoco las primeras excepto Laura—). La pregunta es: ¿mereció ese abandono? Con El cardenal empezó el descenso a los infiernos. En EE UU no tuvo un éxito apabullante ni de crítica ni de público, se mantuvo en un justo medio. Y sin embargo el reciente visionado me sitúa en una película más actual de lo que pensamos (sobre todo aquí en estos lares) y que ofrece interesantes análisis tanto para los que la vieron ayer como para los que la vemos hoy. No es una película fácil…

Otto el polémico
Otto siempre fue un director polémico (además de su fama de ogro… algunos rodajes se convertían en infiernos sobre todo para algunos actores que trabajaban bajo sus órdenes, por ejemplo, Jean Seberg o el protagonista de El cardenal). Polémico porque su cine empezó a tocar temas que habían sido vedados durante años por el Código Hays (por la censura). Otto fue de los primeros directores que se enfrentó abiertamente a sus postulados y discutía acaloradamente con los censores hasta salirse con la suya…, es decir, se negó a cambiar sus películas y a no tratar ciertos temas.

Así alguno de sus ‘atrevimientos’ (son muchísimos) fue abordar, por ejemplo, el tema de las drogodependencias y plasmar en pantalla, crudamente, un síndrome de abstinencia en el proceso de desintoxicación que emprende el protagonista, Frank Sinatra, en El hombre del brazo de oro.  Las drogas a partir de la implantación del código durante los años treinta se convirtió en tema tabú.

También estuvo rodeada de escándalo una ‘inocente’ e ‘inofensiva’ comedia como La luna es azul donde su joven protagonista (Maggie McNamara) no tiene ningún reparo en hablar de sexualidad y de contar a sus pretendientes masculinos (William Holden y David Niven) que es virgen. Y esto tan sencillo… fue un escándalo para los censores, los guardianes de la moral.

A su manera también Otto se convirtió en un defensor de los derechos civiles de la población negra americana, tanto es así que rodó dos buenos musicales (sólo he podido ver uno, el otro me muero de ganas) con un reparto exclusivamente de actores negros en los años cincuenta: Carmen Jones y Porgy y Bess. Así se forjó la leyenda de su actriz protagonista, trágica, Dorothy Dandridge que en toda su carrera apenas pudo optar a más papeles, poniendo en evidencia el racismo de la sociedad norteamericana.

Y por último en una de sus mejores obras cinematográficas, Anatomía de un asesinato, luchó hasta el final para que durante el desarrollo del juicio de una violación pudieran utilizarse distintos términos clave, sin que la censura cortara con sus largas tijeras. Así se empeñó en que continuamente estuviese presente la palabra “bragas” o también que se nombrara una prueba médica forense como la “espermatogénesis”.

Así que en El cardenal, Otto Preminger que es importante señalar (para el análisis de esta película) que era judío y por lo tanto su mirada es desde el distanciamiento (desde fuera, desde el otro que mira y analiza), siguió con una de las premisas de su carrera y es ofrecer un punto de vista difícil y polémico del tema que toca, esta vez la Iglesia católica. Pero Preminger no lo hace desde un punto de vista beligerante y agresivo sino desde el respeto y la inteligencia (a algunos espectadores esta postura les pareció y parece complaciente). La clave es que su protagonista, el cardenal del título, siempre está dudando y se plantea sus acciones o su manera de pensar, tiene crisis de fe… Parece ser que el director buscó asesoramiento de varios integrantes de la Iglesia y en varios sitios he leído que uno de ellos fue ni más ni menos que el teólogo y futuro papa Joseph Ratzinger (… un papa bastante polémico y un hombre contradictorio en su pensamiento teológico que se fue volviendo cada vez más extremista y conservador). Además partía de un material: un best seller con el mismo título que se inspiraba en la vida de un arzobispo de Nueva York que terminó siendo cardenal.  

El protagonista (que como en otras películas del director, como Anatomía de un asesinato) se nos presenta como un personaje ambiguo y por tanto muy complejo. La película apunta algunos puntos negros de la jerarquía de la Iglesia. Así que ese posicionamiento en los años oscuros de los sesenta (y analizando la actuación de la jerarquía eclesiástica española en los años de la dictadura franquista) tuvo que llamar la atención a los críticos españoles y darle importancia. Porque no era una película que descalificara sino que hacía reflexionar, pensar y debatir. ¿Y hoy? Es triste comprobar que la jerarquía española de la Iglesia sigue enquistada y sin evolucionar (y sigue mostrando que todavía están muy vigentes algunos temas que plantea la película… El cardenal aquí todavía no es obsoleta, algo por otra parte preocupante).

Con la Iglesia hemos topado…

¿Cuáles son los temas abordados y apuntados por Otto Preminger en El cardenal? Los enumero brevemente:

Aborto
La crisis personal que sufre el protagonista y que le hace dudar de si continuar su ascenso en la jerarquía de la Iglesia católica se precipita cuando tiene que tomar una decisión personal en cuanto a su hermana pequeña. Por supuesto en esa decisión a vida o muerte ningún personaje se plantea preguntarle a la hermana… y es escalofriante la actitud fría, como eclesiástico, del protagonista (que choca con sus remordimientos como hermano mayor que prometió a su hermana que siempre iba a estar ahí: que se aferrara a él con sus brazos cuando tuviese cualquier problema). Así es impactante la entrada de su hermana en un quirófano, unas puertas que se cierran, su grito desgarrado llamándole… como si fuese, nunca mejor dicho, al matadero… (sin haberle preguntado si quería ir al matadero). ¿Alguien puede decirme que hoy no es actual todavía, aquí, esa escena cuando todavía se está cuestionando, y por ley, el derecho a decidir en el tema del aborto?

Derechos civiles
Otro de los momentos cruciales de su carrera eclesiástica es cuando decide implicarse, ante la indiferencia del Vaticano, en la situación por la que está pasando un cura negro norteamericano al cuál han quemado su iglesia porque está intentando que sus fieles tengan los mismos derechos y deberes (hace hincapié en el acceso a la educación y a acabar con la segregación) que la población blanca local y está permanentemente amenazado por el KKK en su localidad sin que las autoridades eclesiásticas de la zona tomen partido por él. Ahora el párroco quiere denunciar y presentarse en un juicio. Es un párroco implicado en la vida social y política de sus feligreses y no para de luchar. Plantea también veladamente cómo en el Vaticano le tratan con condescendencia y muestra también diferencias raciales y discriminación. ¿Para cuando un Papa negro?

Implicación política
Otro tema polémico que toca es el posicionamiento de la Iglesia católica ante el avance del nacionalsocialismo liderado por Hitler. Y lo toca, de nuevo, de manera inteligente.  En la película cuando Alemania anexiona Austria… es evidente y escalofriante la implicación política de la Iglesia austriaca y sus buenos ojos hacia lo que está aconteciendo. El que finalmente se retracte el máximo mandatario de la Iglesia austriaca, algunos lo ven como un signo de debilidad y de no ir más allá de Preminger en este asunto. Y por lo único que se retracta es porque tiene una conversación privada con Hitler donde es tratado de manera humillante y donde el dictador alemán le hace saber que no va a llegar a ningún acuerdo con él ni los cristianos van a tener ningún privilegio. 

Pero es que las relaciones entre Hitler, el nacionalsocialismo y la Iglesia católica nunca fueron claras (o es un tema tan controvertido que no se ha tocado tan exhaustivamente como otros puntos). Lo que sí se ha evidenciado es que la Iglesia católica, y desde el Vaticano, tuvo un controvertido papel neutral (o un darse la vuelta y cerrar los ojos) en un momento crucial. Cuando mandan al protagonista, todavía obispo, a Austria para amonestar al mandatario austriaco, la actuación del obispo que le envía es coherente con cómo ha actuado en otras situaciones a lo largo de la película (por ejemplo cuando recibe al sacerdote negro), ese obispo ya ha mostrado en varias ocasiones que es contrario a que la Iglesia se implique de alguna manera tanto políticamente como socialmente…

Luchas de poder y ambiciones. Diplomacia
Otro tema apasionante de la película (además de presentar todo el ritual de la Iglesia católica en el Vaticano) es mostrar el funcionamiento de la jerarquía eclesiástica como un organismo de poder. Con sus luchas y sus ambiciones entre los integrantes para llegar a puestos máximos. Así como la importancia de papeles dignos de todo un estado político como la figura del diplomático dentro del Vaticano.

Así como le gustaba a Preminger, el protagonista queda en un ‘limbo de ambigüedad’ por una parte le vemos como un hombre inteligente y preparado con una vocación real, por otra como un hombre confuso y que duda y tiene crisis de fe, y por último (en su rol más controvertido pero que enriquece su radiografía de personaje), como un hombre ambicioso que aspira a los más altos puestos eclesiásticos hasta llegar a ser nombrado cardenal.

Otros temas
Toca otros temas controvertidos como el papel de muchos párrocos convertidos en recaudadores de dinero astutos para poder mantener sus iglesias (y en un no mirar de dónde llegan ciertos donativos). O el polémico tema de los milagros, la política que se sigue para confirmar un asunto milagroso o no y cómo llega esa información a los fieles. Todos temas que siguen siendo actuales hoy.

La teoría de las dos mujeres
Cuando he vuelto a ver la película me ha llamado poderosamente la atención el tratamiento de los dos personajes femeninos (la hermana y el personaje de Romy Schneider) porque de pronto me vino a la cabeza la frase con la que empieza la nueva película de Polanski, La Venus de las pieles, “Dios le castigó poniéndole en manos de una mujer”.

Es decir los dos personajes que desmoronan y que hacen dudar de su fe y carrera eclesiástica son las mujeres. Los dos personajes capaces de alejar al personaje de sus ambiciones en su ascenso a cardenal y de plantearle dilemas éticos y morales… son mujeres. Así es, la mujer representada como Eva, la que arrastra al hombre fuera de su ‘paraíso’…

Y curiosamente ambas mujeres (las más importantes de su vida) son las que hubieran podido cambiar el destino del cardenal. Y ambas mujeres, como Eva, son castigadas con destinos trágicos. Ambas son personajes muy complejos y ambiguos que dan la vuelta al concepto de pecado, cuestionándolo: una solo quiere tener las riendas de su vida y continuamente es reprimida… y escalofriantemente eliminada.

Y la otra es un personaje femenino muy pero que muy complicado: es la joven austriaca por la que el protagonista (durante una excedencia en su carrera hacia el poder) se plantea el tener relaciones con una mujer y alejarse de la Iglesia. Romy no se transforma en una sencilla mujer austriaca, no es una princesa de cuento. Nos la presentan como una joven rica, tradicional, individualista y conservadora que admira EEUU y que según dice solo aspira a amar a un hombre y decide que ese hombre sea el protagonista viendo frustrados sus ‘sueños’ cuando él decide seguir su camino. En el segundo encuentro entre ambos sigue siendo una mujer rica y posicionada, casada con un banquero de origen judío, que además ve con buenos ojos la anexión con Alemania y la política de Hitler. Su pensamiento y una acción de su marido (que está muy asustado con  la situación política de su país) la convierten en un objetivo de la Gestapo, que ella, entre rejas, recibe como un castigo casi divino por no haber amado al hombre adecuado…

De nuevo el papel de los dos personajes femeninos en la vida del protagonista es ambiguo y polémico: porque ¿es el cardenal el responsable irresponsable (valga la paradoja) e inmaduro del trágico destino de ambas? ¿La actuación del protagonista es puro egoísmo y ellas unas víctimas? O miradas con los ojos del protagonista: ¿son las mujeres las que retiran al cardenal de su 'noble' objetivo? ¿Son las mujeres las representantes de Eva, la semilla del pecado, las tentaciones...?

Un cardenal asustado…
Otro tema que me resulta apasionante es la elección del actor protagonista, Tom Tryon. Lo pasó tan mal con el Ogro que se retiró definitivamente del cine. Además recibió muy malas críticas en comparación con sus otros compañeros de reparto. A mí me parece una elección idónea y su inexpresividad, belleza y rigidez concuerda con la ‘incomodidad vital’ que posee siempre el protagonista en todos los aspectos de su vida.

Además la historia de Tom Tryon es interesante y curiosa… después de retirarse como actor de cine se convirtió en un escritor de éxito de novelas de ciencia ficción, terror y misterio, y algunas de ellas fueron llevadas al cine. Por ejemplo, uno de sus relatos —una serie de cuentos que realizó sobre Hollywood— sirvió de base para una de las últimas películas de Billy Wilder, Fedora.

Un aspecto personal que me ha llamado la atención, Tom Tryon era homosexual…, un homosexual haciendo de cardenal no tuvo que gustar mucho a la Iglesia más cuando también es conflictivo el posicionamiento de esta respecto a este tema (que sigue siendo hoy protagonista de enconados debates)… ¿Para cuando un Papa gay?


Formas de contar
¿Y formalmente merece la pena El cardenal? A mi gusto Otto Preminger vuelve a demostrar su dominio de la narración cinematográfica. El cardenal es una superproducción plagada de momentos íntimos y soluciones formales efectivas. Así como personajes complejos (con buenas interpretaciones de Carol Lynley, Raf Vallone, Burgess Meredith, Cecil Kellaway o el director de cine, John Huston) y bien construidos.

… La película ofrece pinceladas de la vida del cardenal y muestra una estructura perfecta: en el momento que está siendo nombrado cardenal, en una ceremonia, el protagonista va rememorando los momentos culminantes de su vida hasta llegar al cargo.

Cuenta con una puesta en escena y con unas decisiones en la manera de contar que acompañan el relato: desde la presentación del personaje en los créditos que nos muestra a un eclesiástico del que nada sabemos paseando por Roma (que además nos sitúa en la época en que es nombrado cardenal: Mussolini en el poder y todavía no ha estallado la segunda guerra mundial) hasta momentos íntimos como la escena del confesionario (donde su hermana menor trata de comunicarse fallidamente con él). Otro momento culminante por cómo lo muestra (aunque ahora sea una escena mil veces repetida pero en el momento que la plasmó Otto, no), con un distanciamiento y una objetividad que causa un impacto en el espectador brutal, es un suicidio de uno de los personajes.

También merece la pena apuntar la presentación de ciertos personajes como el obispo con rostro de John Huston o al padre del protagonista. Así como la meticulosidad de los ritos religiosos y las vestimentas, la vida interna en las iglesias o en los pasillos del Vaticano.


Así la película de El cardenal entiendo que pudiera aparecer en las listas del momento en segundo lugar además de parecerme un punto de inflexión en la carrera de su director. Y que puede ser además una película rescatable para verla hoy, analizarla y debatirla.

Isabel Sánchez

8 comentarios:

  1. Hola Isabel,
    Comparto plenamente contigo la devoción por Otto Preminger, el maestro del cráneo rasurado, al que considero un genio absoluto de la puesta en escena. “El cardenal” la tengo muy lejana en el tiempo (hará 20 años que la vi), pero recuerdo que me gustó, aunque menos que otras de Preminger, como esas obras maestras que son “Anatomía de un asesinato”, “Tempestad sobre Washington”, “Cara de ángel”, “Laura”, “Buenos días, tristeza”,…
    Me parece fascinante el petróleo temático que le has extraído a la película y su posible traslación a la actualidad. Yo añadiría algo que creo es importante a la hora de contextualizar la película, y es que se rodó en los años en que se celebraba el Concilio Vaticano II, con todo lo que supuso de debate interno dentro de la Iglesia sobre múltiples cuestiones.
    Me ha dejado algo desconcertado (tendría que volver a ver el film) tu análisis del rol de las dos mujeres en la película: ¿es aquí el enfoque de Preminger, como pareces sugerir es el del protagonista¸ misógino-bíblico?.
    Una objeción que hacer sobre Preminger y la retirada de Tom Tryon del cine. No sé dónde lo has leído, pero lo menos que se puede decir de la fuente es que es algo melodramática, o del tipo Spoto contra Hitchcock, porque recuerdo a Tryon en otro Preminger posterior, el bélico “Primera victoria”, injustamente olvidado. Por otra parte, por numerosos testimonios parece evidente que Preminger podía llegar a ser un perfecto déspota en el set de rodaje.
    Me ha parecido un texto riquísimo de conceptos e ideas, y me ha despertado el apetito por revisar la película.
    Besos,
    Javier

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  2. Hola: No sé por qué motivo no me deja la web colgar el comentario a la crítica de Almudena de "¿Qué hacemos con Maisie?". Por tanto, la cuelgo aquí a ver: Estoy en la misma posición que Javier, Almudena: sin haber visto la película, ni haber leído la novela. No obstante, tu texto me parece una delicia y me aporta una visión bastante completa d la película, porque ahondas tanto en el contenido, como en su punto de vista y su apuesta de estilo. Lo único que considero innecesario en tu crítica es que la figura de Skarsgaard te lleve a mencionar "True Blood": creo que es un actor muy todoterreno y si su personaje aquí no se parece al de la serie es, simplemente, porque es un buen actor que no ha reiterado tipos, ni modelos de personaje.

    un abrazo,

    jordi

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  3. Completisímo y muy estimulante análisis, Isabel. Realmente, eres una gran excavadora de memoria cinéfila. Hasta a mí me han entrado ganas de revisarla. Recuerdo que Jesús Franco odiaba esta película porque era la favorita de todos los tiempos de Miguel Marías, que era familiar suyo. También recuerdo que en un festival de Sitges en el que se recuperó "El rapto de Bunny Lake", pude entrevistar a Keir Dullea, que no conservaba ningún buen recuerdo de Otto Preminger: recordaba que el trato en el rodaje fue siempre humillante y que, al parecer, era su costumbre tratar fatal a los actores jóvenes. Si no me falla la memoria, una de las novelas de Tryon dio pie a una peli magnífica: "El otro" de Mulligan.

    un abrazo,

    jordi

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  4. Querido Javier, qué películas tiene Preminger. Ahora mismo acabo de ver una que todavía no había visto: AMBICIOSA, una de las olvidadas, y la he disfrutado un montón. PRIMERA VICTORIA también me falta, una película pendiente que en breve va a dejar de serlo.

    Me encantó tu apunte sobre que El Cardenal se rodó durante el Concilio Vaticano II, luego la Iglesia estaba en un momento de debate interno y también centro de atención para todos los ciudadanos, fueran católicos o no. En ese momento la Iglesia era noticia así que cualquier acercamiento o mirada era receptiva o iba a ser tomada en cuenta.

    Sí, a mí también me llamó la atención al ver de nuevo la película los dos personajes femeninos y su representación. Depende del punto de vista... puedes tener una interpretación u otra. Es decir, Preminger utiliza una de sus firmas... la ambigüedad de los personajes. Así ambas si se miran desde la óptica predominante del protagonista, el cardenal, son una representación misógino-bíblica... pero Preminger apunta mucho más allá y las dos tienen otra lectura, dos mujeres (sobre todo la hermana) víctimas de la 'carrera' del cardenal y del periodo convulso en el que viven.

    Es curioso porque también Jean Serbeg que acabó bastante tocada con su Santa Juana... repitió con el cineasta en Buenos días tristeza (cómo me gusta esta peli). A Tryon le pasó lo mismo. Pero ninguno de los dos tuvo palabras bonitas para el director. Mis fuentes sobre la tensa relación entre Tryon y Preminger han sido varias (artículos, libros sobre el director, entrevistas, entradas de distintas páginas en Internet)... sin embargo, tienes razón en algo. Quizá me ha salido la vena melodramática... quizá no fue la única razón de su abandono el maltrato de Preminger (algo que hacía habitualmente con actores con poca experiencia) sino la gota que colmó el vaso...

    Beso
    Isabel

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  5. Querido Jordi: cómo me han gustado las dos cosas que cuentas en el comentario. No tenía ni idea de que fuera una película que le gustase tanto a Miguel Marías... ni el odio que profesaba Jesús Franco al film (y por ende la manía hacia su familiar).

    Y, recuerdo lo que me gustó descubrir El rapto de Bunny Lake... como una película bastante incómoda, anómala, enfermiza... qué bien están todos y que mal rollo provoca precisamente el personaje de Keir Dullea. Jo, qué envidia (pero de la sana) que pudieras entrevistarle.

    Y sí otra adaptación cinematográfica de una de las novelas de Tryon fue EL OTRO de Robert Mulligan... pero te haré una confesión... aunque me muero de ganas por verla, ¡todavía no la he visto!

    Besos
    Isabel

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  6. Querida Isabel,
    De "Ambiciosa" tengo buen recuerdo, una película histórica en absoluto acartonada.
    No me refería a ti chavala con lo de melodramática sino a la fuente, y es que con todo lo salvaje que era Preminger, de verdad me cuesta creer que alguien abandone una profesión tan vocacional como la interpretación únicamente por una mala experiencia con un director.
    De todas formas...¡viva el melodrama!
    Besos,
    Javier

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  7. Querida Isabel:
    Bravo! fantástico análisis, estupendos comentarios posteriores por Javier, Jordi e Isabel de nuevo.
    Es una delicia leeros y aprender con vosotros!
    Un abrazo,
    Pilar

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  8. Eso, querido Javier, ¡viva el melodrama!...

    Y, querida Pilar, maravilloso es que nos leamos, aprendamos y debatamos entre todos esa pasión que es el cine. Y disfrutar de las distintas miradas. Así que deseando leerte de nuevo y aprender.

    Besos
    Isabel

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