sábado, 15 de febrero de 2014

¿Qué hacemos con Maisie?

 
 
   Basada en la novela “Lo que Maisie sabía” de Henry James, publicada en 1897 y de asombrosa actualidad, la película narra el complejo proceso de divorcio de una pareja integrada por una estrella de rock en horas bajas y un marchante de arte que tampoco atraviesa su mejor momento. Maisie es hija de ambos, tiene seis años y, a través de sus ojos, asistimos al desmoronamiento de la pareja, a sus mezquindades, sus miedos y su incapacidad para cuidarla. Tras la separación, viene la lucha por la custodia, los nuevos y respectivos matrimonios que aportan a la vida de la niña sustanciales cambios: la hasta entonces niñera se convierte en su madrastra y un joven camarero al que apenas conoce acude a recogerla al colegio en calidad de padrastro. Para Maisie, la vida es incierta, la rutina; inexistente y la convivencia con sus padres; un terreno de arenas movedizas donde esquivar los celos compulsivos y la inseguridad de ella y el carácter voluble y egocéntrico de él. Cuando en un momento de la película, su padrastro, con el que establece una estrecha relación, le pregunta, al verla entrar en el piso, que de dónde viene, la pequeña responde que fue a desayunar con su padre, éste le anunció que iba a marcharse a Inglaterra, le propuso irse a vivir con él y, un momento después, concluyó que estaría mejor con su madre en EE.UU y la devolvió a casa. Si en lo que tarda en comerse una tortitas, Maisie está a punto de cambiar de país, en las semanas que abarca el metraje, vaga entre los hogares materno y paterno (según el acuerdo de divorcio que ambos cónyuges incumplen reiteradamente) y se encariña con las parejas de sus padres, tan desatendidos por éstos como ella.

 Maisie, interpretada por Onata Aprile con naturalidad y oficio pese a su escasa edad, parece más adulta o, como poco, menos pueril y caprichosa que sus progenitores: una estupenda Julianne Moore y un Steve Coogan que prolonga aquí su papel en The trip. Están bien secundados por Joanna Vanderham y Alexander Skarsgard (muy alejado de su personaje televisivo de True Blood) encarnando a esos padrastros que ejercen la paternidad más y mejor. Pese a todo, Maisie no juzga a los adultos aunque sí aprende a callar ciertas cosas y a medir sus palabras, una actitud precavida que, probablemente, todos habremos percibido en algún crío pequeño en una circunstancia concreta y que nos habrá provocado esa misma desazón que destila la película.  

 Los directores (Scott McGehee y David Siegel) consiguen reflejar el drama sin caer en la sensiblería que sí aflora en otras películas con el mismo tema como Kramer contra Kramer (Robert Benton, 1979) o Historia de lo nuestro (Rob Reiner, 1999). La puesta en escena, sobria y nada efectista, acierta al situar en muchos momentos la cámara a la altura de su protagonista de modo que vemos el mundo como lo ve ella, en un ligero contrapicado. Y con Maisie, sentimos desconcierto, temor y cansancio, y nos tememos, al fin, que su única salida sea crecer.
Cuánto más rápido, mejor.

  Almudena Ramos.


5 comentarios:

  1. Querida Almudena: según iba leyendo tu crítica iba asintiendo todo el rato. Y es que estoy de acuerdo en todo lo que dices. La vimos parece con la misma mirada.

    Otra cosa que me pasó es que me entraron una ganas increíbles de leerme la novela breve de Henry James y cómo plantea él el asunto en pleno siglo XIX. ¡La cantidad de novelas, relatos y cuentos que he leido gracias al cine! Es otra de las cosas que agradezco al cine... me provoca las ganas de leer. La última vez me pasó con AGOSTO que no paré hasta que conseguí la obra de teatro y me la lei.

    Besos
    Isabel

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    1. Hola Isa:
      Pues sí, a mí también me sorprendió que fuera una adaptación de una novela del XIX y bastante fiel, por lo que dicen (no me he leídio el libro). Me estoy leyendo Karoo después de ver que era uno de los libros de cine que mencionabas en tu repaso a lo mejor del 2013 y me está gustando mucho. Gracias y un beso;

      Almu.

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  2. Hola Almu,
    No he visto la película ni tampoco leído la novela de James, pero me ha gustado bastante la crítica porque me da una idea clara del sentido de la película y del punto de vista que adopta.
    De las adaptaciones de Henry James que he visto, me pareció fantástica la inglesa “The Innocents” con Deborah Kerr (que tanto imitó Amenábar en “Los otros”), que llevaba al cine esa gozada de novela corta de fantasmas que es “Otra vuelta de tuerca”.
    Besos,
    Javier

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  3. Estoy en la misma posición que Javier, Almudena: sin haber visto la película, ni haber leído la novela. No obstante, tu texto me parece una delicia y me aporta una visión bastante completa d la película, porque ahondas tanto en el contenido, como en su punto de vista y su apuesta de estilo. Lo único que considero innecesario en tu crítica es que la figura de Skarsgaard te lleve a mencionar "True Blood": creo que es un actor muy todoterreno y si su personaje aquí no se parece al de la serie es, simplemente, porque es un buen actor que no ha reiterado tipos, ni modelos de personaje.

    un abrazo,

    jordi

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    1. Hola Jordi:
      Lo de mencionar True Blood es por situar al espectador que no sepa quien es este actor. Por lo que he visto tiene un filmografía amplia pero, seguramente, lo que le ha dado más popularidad es su papel de vampiro en esta serie a la que estuve enganchada un par de temporadas. Me he dado cuenta de que muchas de las referencias que hago en las críticas de este año son televisivas y es que estoy viendo más series que películas últimamente. Debería volver al cine. Un beso,

      Almu.

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