viernes, 11 de abril de 2014

Frances busca su sitio


Por edad, Frances ha llegado a ese “más tarde” de los versos de Gil de Biedma en el que uno se da cuenta de que la vida va en serio, pero ella no quiere tomársela así. Es bailarina suplente en una compañía de danza, comparte piso con su mejor amiga y prefiere romper antes que avanzar en la relación con su novio. Intenta que el mundo que la rodea y en el que se siente a gusto siga como está pero eso, quien más quien menos lo ha vivido, no es posible.

La última película de Noah Baumbach representa esa lucha titánica de la protagonista para seguir en Nunca Jamás, con un periplo por siete diferentes lugares hasta encontrar su sitio.

Sobre Frances Ha llueven comentarios elogiosos, se reconocen influencias de relumbrón y parece obligatorio que despierte admiración y simpatía a poca sensibilidad cinefílica que se tenga, pero quien esto escribe no detecta tanta autenticidad como espíritu pretencioso en este director, y ya aquella “curiosa y divertida mirada sobre la familia” que fue Margot y la boda, le pareció en su día un ejercicio cansino, sobre un momento en la vida de un hatajo de disfuncionales afectivos que no tenían derecho a disponer del tiempo de nadie.

El caso es que Frances Ha no es tan irritante en sí, cuanto la trascendencia con la que se habla de ella, y llenar una página más relacionando el estilo de Baumbach con la nouvelle vague y sus creadores, o con el de Woody Allen, no está por tanto en el ánimo de quien esto escribe. Retratos generacionales sobre el desasosiego y el vacío existencial de treintañeros en pos de su identidad que no encuentran su sitio (véase Los ilusos de Jonás Trueba, véase Oh, boy de Jan Ole Gerster) ya se van amontonando y que en este caso la protagonista sea femenina, no la hace tan diferente.

Puestos a escoger, sin duda Ilusión de Daniel Castro es una comedia sobre los obstáculos que pone la vida a los peterpanes, hecha con talento, con mucha más alegría y tan honesta como para no tener que redimir a nadie.

De Frances, no sólo es posible no enamorarse sino que sería lógico no hacerlo, pero la actriz coguionista de la película Greta Gerwig, al César lo que es del César, es la que soporta todo el peso de la historia y lo lleva con su talento y naturalidad habituales y el aspecto cansado de acarrearlo de verdad (si es cierto que hubo unas treinta y cinco tomas por escena, el cansancio debió ser real y la naturalidad inexistente, lo que hace aún más meritorio su trabajo).

Por Greta se hace el intento de creer que ese físico y esa manera de moverse sean los de una bailarina y por ella se desea que deje de meter la pata. Es ella la que logra que la verdad de Frances se disfrace de intrascendencia cuando se revela en mitad de una conversación cualquiera. Greta Gerwig es lo mejor con diferencia de esta función que acaba, paradójicamente, con la domesticación de la anti-heroína a la que se defiende durante ochenta minutos. Después de todo, madurar y adaptarse es el paso necesario para lograr lo que se desea y es ironía cruel que, de la óptima banda sonora, el himno transgeneracional que el espectador sale tarareando (Modern Love de David Bowie y su pegadizo estribillo “but I try…I try”) sea el mismo que acompaña a la protagonista mientras corre despreocupada en pleno ejercicio de su libertad y lo que suena cuando es preciso amputar la identidad propia con tal de encajar.


                Ana Álvarez

3 comentarios:

  1. Querida Ana,
    Al leer tu crítica se materializan uno a uno todos los pensamientos y sensaciones que experimenté al salir del cine habiendo visto la película.
    Realmente Frances Ha a venido a nuestras pantallas precedida de un halo de genialidad, que a poco que rasques en él, puedes ver que no es "oro todo lo que reduce" o sería mejor decir que no es "nouvelle vague todo lo que trate de jovenzuelos descarriados en el día día vital pintado en blanco negro", como Oh Boy o Los Ilusos. Estoy completamente de acuerdo que películas como Ilusión dan un retrato, no sé si fiderigno, pero sí ingenioso de las vicisitudes que nos pone este mundo cruel.
    Por todo ello Ana, ¡Enhorabuena¡
    Termino mi comentario tarareando “but I try…I try” sin duda, y siendo perversa, lo mejorcito de la película.
    DIANA

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  2. Querida Ana:
    Muy buena crítica, totalmente de acuerdo, y también con los comentarios de Diana. Demasiadas expectativas para ver a otro "peter pan", en este caso patoso y por el que no sentí en absoluto ninguna simpatía, y me hizo sentir "mayor y responsable". Eso sí, me gusta el blanco y negro de Nueva York, y la música. Esto ya os lo comenté a algunos, pero ya que sale la canción de Bowie en vuestros comentarios, os cuento que las 3 veinteañeras que estaban a mi lado en el cine, desenfundaron sus móviles y encendieron Shazam para ver qué canción era ese "Modern Love", lo dicho, me hizo sentir mayor!
    Abrazos,
    Pilar

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  3. ¡Qué buena anécdota la que cuenta Pilar en su comentario! Es casi un micro-relato sobre el desencaje generacional. Está claro que aquí os habéis reunido tres voces -Ana, Diana y Pilar- disidentes frente a la seducción de Frances Ha, personaje que al parecer despierta tantas fascinaciones como antipatías. No he visto la película y, por tanto, no puedo salir en defensa del personaje. Me parece una buena crítica "a la contra". No obstante, Ana, cuando colocas entre comillas lo de “curiosa y divertida mirada sobre la familia” referido a "Margot en la boda" imagino que estás citando a alguien. ¿a quién? A mí la película me pareció en su momento todo lo contrario a esa definición, y me encantó. He localizado el link a la crítica que escribí en su momento y aquí os lo adjunto: http://elpais.com/diario/2008/06/20/cine/1213912816_850215.html

    un abrazo,

    jordi

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