martes, 31 de diciembre de 2013

La vida secreta de Walter Mitty


Enfrentarse a una crítica de La vida secreta de Walter Mitty ha sido todo un reto. Así que la voy desvelando en tres actos y dos propinas.

Primer acto: traición a James Thurber y los sueños
Sin duda ni Ben Stiller ni Norman Z. McLeod (director de la versión de La vida secreta de Walter Mitty de 1947) fueron fieles a la esencia del cuento breve de James Thurber. Ambos tan sólo toman la idea principal y luego se inspiran muy libremente… tan libremente que terminan traicionando el espíritu del cuento. Un hombre de clase media, un hombre gris, que sueña despierto… Pero en el relato va mucho más allá. El único espacio donde Walter Mitty es un hombre invencible, la única posibilidad de escape a una vida mediocre es en los sueños. Ésa es su única salida y su único asidero a algo parecido a la felicidad. Ahí está la ironía del cuento. El sueño os hará libres…, la realidad pondrá cadenas.

Sin embargo entre Ben Stiller y Norman Z. McLeod, hay un poco más de respeto al relato literario (por lo menos en la primera parte del film… cambiando a la esposa del cuento por una madre absorbente) por parte del segundo (aunque en la época Thurber mostró su rechazo hacia el film). Además McLeod juega a la parodia de géneros en los sueños y lo que no son sueños de Mitty (Danny Kaye haciendo de Danny Kaye) y da a la película un aire de cine de animación y comedia con toques de screwball que dota de encanto la obra cinematográfica. McLeod logra que nos dejemos llevar por el inconsciente de los sueños… Salta de cine de hospitales o bélico, a otro de aventuras, de cine musical, pasando por cine negro o de terror… y Mitty es un hombre que empieza a vivir una realidad tan movida como sus sueños… pero él quiere su vida tranquila y echa de menos sus sueños…

Ben Stiller termina domesticando los sueños de Walter Mitty… invita al personaje a que no sueñe sino que actúe. Traiciona el espíritu de James Thurber. Tan sólo toma la idea de un hombre gris que sueña despierto… se le va la olla… No hay parodia, ni algo parecido al cine de animación o una influencia del cómic (como su antecedente cinematográfico) e incluso nos preguntamos por qué realiza el tratamiento visual de las vivencias verídicas de Mitty como si fuera un sueño… Stiller sumerge a Mitty en un mundo de diseño visual muy cuidado, elegante, lleno de efectos digitales (muy bien hechos) y lo lleva a paisajes maravillosos en Groenlandia, Islandia y Afganistán. Además el director es consciente de su traición e introduce un gag que parece carece de sentido pero en realidad es una pura justificación. La única parodia que se permite es a la película de David Fincher, El curioso caso de Benjamin Button. Es como si Stiller quisiera recordar al espectador que Fincher también tomó tan sólo la idea principal y el título del relato corto de Fitzgerald… y luego creo libremente un relato cinematográfico.

La sorpresa vino cuando como espectadora la que esto escribe… estaba disfrutando de la propuesta de Stiller… a pesar de la traición al relato original y de sus irregularidades de tono, puesta en escena y guión…

Segundo acto: el espíritu de Frank Capra
Porque incluso Ben Stiller se traiciona como director y deja la parodia y la mala baba de sus anteriores trabajos Zoolander o Tropic Thunder… y realiza una fábula con mensaje. Una fábula en la que sobrevuela un espíritu capriano. Presenta la historia de un Juan Nadie que trata de sobrevivir en un mundo hostil y arrastra en este empeño a los suyos (su madre, su hermana, su compañero de trabajo, el hombre al que admira, la mujer de sus sueños…).

Como un George Bailey ve sus sueños truncados, ser un aventurero que recorre el mundo con su cresta y un patinete (es un Bailey algo más moderno, claro), por la repentina muerte del padre y su toma de responsabilidades. Termina encontrando un trabajo fijo (algo que ya forma parte de otra época como va a descubrir Mitty) en el departamento de negativos de la revista Life. Y dentro de su vida de renuncia de los sueños, trata de realizar bien su trabajo, cuidar a los suyos y ser una buena persona. Cada negativo merece un tratamiento cuidadoso.

Tercer acto: malos tiempos para la lírica
Y es como si Ben Stiller, con su Walter Mitty particular… reconociera que son malos tiempos para la lírica. Pero no renunciara a ella. Nos ofrece su propia lírica con un Juan Nadie que ve cómo los tiempos cambian. Como el Life en papel acaba, y llega otro mundo digital. Como su departamento ya carece de sentido. Como su puesto es prescindible… Y como hay un grupo de jóvenes cachorros sin escrúpulos al mando del cambio… sin tener en cuenta la cantidad de personas que lucharon día a día para que saliera la publicación en papel… Llevando el cambio sin ningún tipo de respeto por el otro.

Así Stiller quiere hacer un regalo a los Walter Mitty o Juan Nadie que tratan de ser buena gente, realizar bien sus trabajos y estar junto a los suyos… proporcionarles un motivo de búsqueda (que arranca por querer realizar bien su trabajo): el fotógrafo estrella que no renuncia al negativo (un Sean Penn carismático), al mundo analógico, envía un carrete con el negativo que será la última portada de Life en papel. Pero el negativo número 25 no está… y la revista tiene que salir a tiempo. Así Mitty emprende un largo viaje en busca del negativo perdido…

Convierte a estos Juan Nadie, Georges Bailey  o Walter Mitty en los últimos románticos que pueblan la tierra y que pueden recuperar la lírica. Y les permite plantar cara al joven cachorro cretino que va de jefe agresivo y decirle que realice su trabajo (reestructuración de la empresa para el cambio al digital) sin tener que ser un hijo de puta y jactarse de los despidos y del sufrimiento de los empleados… O que como los bardos o príncipes de cuentos se enamoren de la compañera de trabajo, la idealicen y la conviertan en el motor que le haga avanzar en su viaje…

Primera propina (spoiler): Space Oddity de David Bowie
Así esta espectadora se vio emocionada como una estúpida cuando Mitty en Groenlandia encuentra las fuerzas para subirse en un helicóptero con un piloto alcohólico y con mal de amores imaginándose a su amada en un karaoke con una guitarra cantándole su particular versión de Space Oddity de David Bowie.

Segunda propina (spoiler): Un gato fantasma
O alegre y meditativa cuando Mitty se encuentra por fin con el fotógrafo estrella que está en las altas montañas de Afganistán intentando captar un gato fantasma… y cuando éste aparece le suelta una perorata sobre que los momentos hay que vivirlos con intensidad…, sentirlos, y si se escapa una fotografía, otra vez será… el momento no lo has dejado pasar…

Entonces sales del cine contento, y quizá olvides la película en dos días, pero en ese momento deseas que Mitty anote un montón de viajes en esa agenda que le regaló su padre antes de morir para que cumpliera sus sueños…

Isabel Sánchez

6 comentarios:

  1. Hola Isabel:
    Vi "La vida secreta de Walter Mitty" ayer por la tarde y, como tú, disfruté de la película aunque tampoco creo que vaya a dejarme ningún poso. Me pareció bonita (por las imágenes, los efectos, las intenciones) pero, como bien dices en tu crítica, tiene muchas carencias: personajes planos y algo simplones, moraleja fácil y ese empeño por realizar el sueño americano que convierte a la gente que disfruta estando "en Babia" en unos pobres bobalicones. Por otra parte, me divertí con algunas secuencias (la del piloto borracho tiene mucha gracia) y también la parodia de Benjamin Button. Es curioso lo que comentas de que el tratamiento visual de lo real y de los sueños es el mismo: cuando Stiller decide actuar yo estuve unos minutos pensando que era otra de sus ensoñaciones.
    La peli también me ha servido para ver, después de mucho tiempo, a Shirley McLaine a la que había perdido la pista.
    Nos vemos en un rato.
    Un beso,

    Almu.

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  2. Sí, Almu, tienes razón que es un gusto volver a ver a Shirley McLaine pero la pena es que tenga un papel tan pequeñito y anodino. Sí que se podría haber sacado bastante más jugo al personaje de la madre y la hermana de Mitty...

    Sé que la escena que quedará en mi memoria es la del helicóptero con Space Oddity de fondo y la sensación de que me lo pasé muy bien viéndola.

    Beso
    Isabel

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  3. Hola Isabel, basante de acuerdo con tu crítica. Yo hice una lectura algo diferente de la que acostumbro a hacer con otras películas. Porque ésta la he interpretado como un cuentito. No como adaptación de un relato, sino lo que digo: como un cuentito. Sin pedirle más (por ejemplo -y ahí van otros cuantos spoilers-, sin tratar de entender cómo pudo salvarse de ser devorado por un tiburón o cómo pudo escapar ileso de una erupción volcánica). Un cuento que trata de reflejar una evolución en el personaje de Walter Mitty, pero que no profundiza en el resto, de ahí la abundancia de estereotipos. Y, posiblemente, el argumento fantástico tampoco sea lo más importante. Sino el tema que late bajo el mismo: deja de soñar con los ojos abiertos y date una oportunidad para vivir la vida... o la fugacidad de la vida... ¡o de 'Life'! Jeje. Otra lectura con cierta mala baba y mucha razón es la que apuntaron en Fotogramas. Que este trabajo es, ante todo, una bellísima campaña publicitaria :)
    ¡Un besote!
    Tamara

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  4. ... Sí, Tamara, tienes razón... yo también me dejé arrastrar por el cuento que nos quería contar Stiller. Y a pesar de todas sus irregularidades e incoherencias (campaña publicitaria bien hecha incluida y buen diseño en cada instante)... al final te sumerges en las aventuras de ese Juan Nadie que busca en estos tiempos la lírica... y ve en el vuelo de las aves la cara (publicitaria y de diseño, ja, ja, ja) de la amada... Gusta ese cuaderno en el que apuntar mil y un buenos momentos..., quizá eso es lo que nos une al personaje.

    Besos
    Isabel

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  5. Hola, Isabel:

    Es una crítica muy completa y creo que es importante que traigas a colación tanto el relato original como la versión de Norman Z. McLeod. Ya sabes que no estamos (del todo) de acuerdo, pero tampoco tengo la impresión de que hayamos visto películas demasiado distintas: creo que podemos estar de acuerdo en que es una película formalmente elegante y con algunos momentos afortunados (coincido con el de Space Oddity). Ya conoces mi manía personal a las películas sin inconsciente. Creo que el problema no es que Stiller haya abandonado el humor más agresivo de "Tropic Thunder": se pueden hacer comedias más blandas y amables que sean excelentes (y, bueno, yo creo que Capra en el fondo no es tan amable como quiere el tópico, pero serviría como ejemplo, tal y como propones en tu crítica). No tengo problemas con las visiones bondadosas del mundo, pero sí con la ideología subyacente a la película: ese "pensamiento positivo" que creo que sirve más a la idea de la empresa moderna que a la libertad personal. Un Mitty que deja de soñar y actúa es un sinsentido, y creo que Stiller no se ha parado a pensar en las implicaciones de todo eso. Basta comparar esta película con el "Brazil" de Terry Gilliam para darse cuenta de la diferencia entre alguien que entiende lo onírico y alguien que no, entre alguien que tiene una posición combativa frente a las mecánicas y lenguajes del poder y quien solo propone una lectura superficial a través de ese paso de lo analógico a lo digital que describe la película.

    un abrazo,

    jordi

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  6. Querido Jordi: totalmente de acuerdo con lo que dices respecto a Frank Capra, un cineasta bastante más complejo y crítico... y efectivamente no casa con él únicamente el adjetivo de amable. Por ejemplo, Qué bello es vivir es mucho más oscura, triste y difícil y admite análisis increíbles así como Juan Nadie (una de mis películas favoritas de Capra) por no hablar de esa maravilla que es Arsénico por compasión.

    Me recuerdas con tu interesante reflexión final que debo refrescar (vamos volver a ver) Brazil de Terry Gilliam que en su momento me impresionó y me hizo ser fiel a Gilliam y sus extraños mundos.

    Besos
    Isabel

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