sábado, 17 de mayo de 2014

Una noche en el viejo México, Emilio Aragón (2014)

 

Aquí sigo... (This cowbow ain't done yet)

“¡Es tu reloj, sí, pero es mi tiempo joder, es el poco tiempo que me queda, déjame disfrutarlo!“ – le recrimina Red a su nieto Gally. 

Red Bovie (un espléndido Robert Duvall, quien parece haber envejecido solo para protagonizar este film) es un vaquero que pierde su rancho y cuya último hogar puede ser una caravana en un trailer park. Frente a esa horrible perspectiva de futuro, se aferra a su Cadillac y derrapando sale a toda velocidad en dirección a México donde espera vivir su última aventura. Viaja acompañado de un nieto al que acaba de conocer, Gally (Jeremy Irvine), un veinteañero de ciudad que compra su traje de vaquero en el aeropuerto, incluido un falso sombrero que sacará de quicio a su abuelo durante todo el viaje.

En este camino de iniciación para Gally o nostálgico para Red – buscando ganarle la partida al destino, o la muerte-, cargado de segundas oportunidades para ambos personajes a la deriva, encontraremos todos los ingredientes de un western moderno al sur de la frontera: alcohol, putas, drogas, traficantes, mariachis, tiros y sombreros.

La acción se desarrolla en el día de los muertos, en un ambiente festivo en el que nuestros protagonistas, por casualidad, suben en su coche a unos autoestopistas que llevan una mochila llena de dólares de un alijo de drogas robado y que acaban quedándose. Perseguidos por dos mafiosos, uno local, Joaquin Cosio, y otro llegado de Texas, Luis Tosar (al que ya vimos haciendo un papel similar en “Miami Vice”, aquí mucho más interesante aunque sin duda de menor repercusión internacional), recorrerán las calles mexicanas primero como dos turistas gringos, luego como dos turistas gringos ricos y finalmente como dos forajidos luchando por sus vidas.

Visitan burdeles, bailan con sus prostitutas y se emboban con Patty Wafers (Angie Cepeda en un papel clásico de perdedora con un gran corazón), una cantante que realmente vive de enseñar las tetas a los gringos borrachos en un club,  y quien acaba ayudándoles al sentirse atraída por nuestro anciano vaquero.

En este western crepuscular Emilio Aragón nos plantea qué hacer con nuestros mayores, una gran pregunta de nuestra sociedad actual. Esta es su segunda película tras “Pájaros de papel”, aunque en esa ocasión el guión no es suyo, sino de William D. Witliff, tejano conocido por escribir “Leyendas de Pasión” o “La Tormenta perfecta” entre otros, amigo de Duvall. La película está bien dirigida, con un arranque prometedor, pero va perdiendo fuelle y volviéndose poco creíble conforme nos acercamos al final de la misma. Duvall está estupendo y Aragón le deja hacer. 

Emilio Aragón y Julieta Venegas escribieron la canción que da título a esta crítica “Aquí sigo”, que empieza así:

Aunque la realidad sea un cuerpo cansado
No quiera moverse ya, teme tanto al dolor
Y a la soledad
Mi corazón dice no, esto no es verdad
Late sin cesar, casi quiere volar
Y gritarte
Aquí sigo, me siento tan vivo
Aún tengo tiempo para perder
Puedo ser mejor, solo quédate conmigo
Puedo ser mejor contigo aquí...

Pilar Oncina


2 comentarios:

  1. Querida Pilar, aquí reconozco que me han vencido mis prejuicios (no sé por qué me cuesta ver a Emilio Aragón como director de cine..., prejuicio puro y duro. De hecho no he visto ninguna de sus dos películas detrás de la cámara). En este western crepuscular finalmente fallido, como revelas, habría dos cosas que quizá me harían ahogar el prejuicio y verla: una Robert Duvall y la otra el día de los muertos en México (me encanta esa celebración y en esas fechas conocí por primera vez México).

    Besos
    Isabel

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  2. Tengo dos problemas con este texto, Pilar. Por un lado, cuando cuentas el argumento, llega un momento en que me pierdo y cuando hablas de los dos turistas gringos, los turistas gringos ricos y los forajidos no sé si te estás refiriendo al cowboy y al nieto o a los dos autoestopistas. Por otro lado, creo que una frase como esta -"La película está bien dirigida, con un arranque prometedor, pero va perdiendo fuelle y volviéndose poco creíble conforme nos acercamos al final de la misma"- no puede incluirse en una crítica a menos que esté posteriormente ilustrada, desglosada y explicada: la crítica de cine no es magia. O sea, las cosas no se convierten en una realidad sólo por decirlas: es conveniente explicarlas.

    un abrazo,

    jordi

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