Sólo por escuchar el testimonio
de la mujer de la imagen, Hilda Farfante, merece la pena acercarse a ver Las maestras de la República. Lo triste es
constatar que ella y su testimonio podrían haber sido el hilo conductor de un
documental que podría haber sido brillante e innovador (como ellas lo fueron).
Y provoca más rabia, al comprobar el material tan poderoso del que se partía,
las historias tan potentes, el cariño puesto y lo valioso de recuperar la labor
de estas maestras de la República. Una labor de reconstrucción de la memoria
histórica necesaria que va devolviendo poco a poco las historias de los que se
quedaron sin voz o a los que se prefirió enterrar en el olvido.
Así Hilda Farfante recuerda su infancia
en la escuela republicana de sus padres pero también el asesinato de ambos. Y
cuenta de manera abrumadora cómo les taparon la boca a sus familiares y a ella
durante décadas… Lo ilustra con una escena terrible: una niña, ella, corriendo
y gritando que ahí están los que han matado a sus padres (porque no entendía
por qué no podía nombrarlos y contar su pérdida)… Esa niña gritando asustada por
la calle durante una celebración y corriendo a los brazos de su tía. Y esa tía
con el corazón en un puño tapando la boca de la niña para que se calle y
levantando la mano, delante de todos los testigos, a la vez que canta el Cara al sol, con lágrimas en los
ojos, tragándose su orgullo. Hilda Farfante recuerda el miedo y la represión.
Todavía llora pero a la vez dice que ahora puede gritar bien alto. Y que
mientras pueda, va a seguir gritando.
Las maestras de la República es un documental necesario,
testimonial, didáctico y correcto. Y sobre todo, los dos últimos adjetivos son
su telón de Aquiles. Le falta una mirada especial. El espectador se queda con
hambre de más. Pilar Pérez Solano se apasiona con el tema que tiene entre manos
(que nace de un encargo de UGT Fete) pero no encuentra el tono adecuado o un
punto de vista especial (no obstante ha sido galardonado con el Goya al mejor
documental de 2013). Pese al orden cronológico a la hora de mostrar su material
(orígenes, influencias, formación, instauración de la República y de su plan de
enseñanza, desarrollo, guerra civil, represión, conclusiones y legado) falta sin
embargo la chispa que le haga ir más allá.
Sobran las escenas recreadas de
una maestra (una actriz) recorriendo los distintos espacios vacíos de una
escuela (que pretende llenar los momentos de transición)… Las palabras de
Josefina Aldecoa se pierden en el relato documental... Y es una pena porque la
idea no es mala pero su resolución no está conseguida. Sí podría haber sido un
buen nexo de los momentos de transición esos ecos de Historia de una maestra. Una novela que precisamente cuenta la
historia de una de estas maestras y su experiencia tanto en las escuelas
rurales como en las escuelas de una Guinea colonial (tema por cierto no tocado
en el documental… pero es imposible abarcar todo, sin embargo, ahí hay otro
hilo donde tirar). Pero para un espectador que quizá no conozca nada sobre el
tema, ni tenga referencia de la novela, no puede enterarse de dicho discurso
oculto si no se queda al final de los créditos y lee el nombre de Josefina…
Sobran un exceso de intervenciones
de varias catedráticas que al final resultan repetitivas y faltan más
testimonios de familiares de estas maestras (sus testimonios atrapan). Algunos
de los materiales tanto sonoros, como de imagen o fotografía son valiosísimos
pero falta una manera de unirlos, presentarlos de manera atractiva, de darles
un sentido más allá del testimonial (falta el crear un ensayo de imágenes).
El documental realiza un repaso y
muestra los antecedentes pedagógicos, la culminación del proyecto educativo, su
puesta en marcha, habla de las protagonistas, de sus relaciones con sus
compañeros, de su trabajo en la ciudad y en el mundo rural, su compromiso, de
su independencia y modernidad… Narra la represión que sufrieron y el ostracismo
que vivieron después de la Guerra Civil, así como hace hincapié en su legado
tanto ideológico como pedagógico que se une a una defensa necesaria de una
escuela pública en el presente. Esboza muchas buenas ideas (fragmentos
interesantes como la revolución que llevaron a cabo estas maestras en la
forma de vestir, de cortarse el pelo, de relacionarse, de entrar en la vida
pública y en cargos de responsabilidad…) pero, de nuevo, falta esa chispa
especial aunque logra provocar un ‘hambre’ de indagar más...
Otra clave interesante de Las maestras de la República es unir el
legado de estas mujeres y el sistema educativo en el que creían con el presente
de la escuela pública (hubiese sido otro punto de partida interesante) y cómo
se encuentra en peligro este modelo. Además se hace hincapié en que durante la
Transición, no se recuperó el modelo educativo que se instauró durante la
Segunda República. Hay una frase, que aporta una de las catedráticas, que recoge
la esencia del sistema educativo que se fue armando durante ese periodo
histórico y que debería tener una vigencia actual: “Más escuelas, mejores
maestros”. Maestros formados, preparados y con vocación en escuelas públicas en
buenas condiciones y con los medios necesarios para educar a los niños.
Isabel Sánchez
Hola, Isabel:
ResponderEliminarMe ha encantado tu crítica, de principio a fin. Estoy de acuerdo contigo en todo lo que apuntas: el tema daba para más, mucho más. Esa fue también la sensación que se me quedó al salir de la sala. Coincido contigo en lo que dices sobre Hilda, que es quien brinda los mejores momentos con su testimonio tan intenso sobre lo que vivió de niña y aún después. También coincido con lo de la "reconstrucción" de relleno: no se sabe muy bien cuál es su función, además de que, a mi juicio, resulta hasta un poco insulsa, con esa mujer paseando y la voz en off...
En otros momentos, me pareció que las aportaciones de los profesores universitarios no estaban bien distribuidas, de tal modo que el efecto era un poco redundante, repitiendo las mismas ideas, salvo quizá en el caso de la profesora de la Universidad de Valencia.
En cualquier caso, no me arrepiento de haber visto el documental. Era necesario, pero quizá con más medios habría sido más completo. Te quedan ganas de más.
Un abrazo y gracias,
Estela
Qué bueno, Estela, que coincidamos en nuestra mirada hacia este documental. Y también que coincidamos en que pese a las carencias, es un documental necesario porque apunta un tema interesantísimo, las maestras republicanas y el sistema educativo en el que pudieron ejercer. Además es un tema que merece la pena ser rescatado y no caer en olvido. Además aunque para mí no da con el tono adecuado y original para mostrar material tan rico y que lo haga trascender, sí se nota el cariño vertido y, por otra parte, lo didáctico, testimonial y correcto del documental permite adentrarse en una investigación fascinante.
ResponderEliminarSí, me pasó lo mismo que a ti... salí con ganas de saber más, de conocerlas más... y eso ya es un logro importante.
Besos
Isabel
Entristece leer que Pilar Pérez Solano no logra sacar todo el jugo de la historia que narra. Entristece porque, aunque sean muchos los espectadores que dicen estar hartos de 'guerracivilismos', yo soy de la opinión contraria: aún queda mucho que contar. Y hay que hacerlo. Ya no es una cuestión política. Es una cuestión de respeto a una generación, a sus familiares y a la Historia reciente de este país.
ResponderEliminarVeré el documental, a pesar de tu crítica. Espero poder comentarte mi opinión cuando lo haga.
Un abrazo fuerte,
Tamara
Sí, Tamara, también pienso como tú, que aún queda mucho que contar. Que hay muchas historias que esperan ser contadas.
ResponderEliminarEl documental Maestras de la República, como digo, es necesario, testimonial, didáctico y correcto. Pero como digo en el texto los dos últimos adjetivos son su telón de Aquiles. El tema me interesó tanto (abre hambre de saber más y eso ya es mucho...), y me pareció tan rico que creo que se podría haber presentado de una forma tan innovadora como ellas lo fueron. Y creo que el material estaba ahí y el cariño también. Pero por supuesto que a pesar de los peros que he derramado, merece la pena acercarse a verlo (me apenaría haber provocado la sensación contraria), te apetece saber más, indagar más. Me encantará saber cuál es tu opinión.
Beso
Isabel
Descuida que, lo vea cuando lo vea, te diré. Si te interesan estos temas, si quieres un día te cuento historias, pero mejor en persona y, si puede ser con una cervecilla, ¡mejor!
ResponderEliminarUn abrazote,
Tamara
Un placer leerte Isabel, como siempre, y también leer el resto de comentarios. Lamento decir que aún no he visto el documental, pero quería recomendaros una entrevista que le hizo el programa de radio de La Script a Pilar Pérez Solano que quizá os aclare un poco más vuestra visión de la película. Solo adelantaros que hizo especial hincapié en que no quería que el documental girara en torno al drama de "Hilda", que quería algo diferente, que veo que no ha terminado de conseguir por vuestros comentarios, y que por supuesto, ahora después del éxito logrado, intentará hacer una segunda parte, porque tiene mucho más material que ha surgido tras las proyecciones en el mundo de gente que la ha contactado.
ResponderEliminarAbrazos,
Pilar
Gracias, querida Pilar, qué interesante lo que cuentas de Pilar Pérez Solano. Intentaré buscar por Internet la entrevista del programa LA SCRIPT. Es curioso porque para mí el testimonio de Hilda era uno de los que más fuerza tenía. Ojalá pueda hacer una segunda parte que complete todo lo que ha esbozado.
ResponderEliminarA mí sobre todo lo que me pasó fue que no me atrajo la manera de 'mostrar' un material tan alucinante y atractivo. Por eso me encanta que cuentes lo de que Pilar tenía tan claro que el documental no girara en torno a Hilda. A mí me pareció un punto de partida y de unión fantástico... pero no era cómo ella quería contarlo.
Besos
Isabel
Vaya, pues yo también estoy de acuerdo con Tamara respecto a lo de la Guerra Civil: y creo que la Transición se va afirmando como el otro gran tema pendiente (fue lamentable la película oficial sobre el "23 F").
ResponderEliminarRespecto a la crítica de Isabel: me parece completísima, pero al leerla me he acordado de algo que esta misma semana le tuve que decir a una alumna de la Universidad: "que no se te note tanto lo buena persona que eres cuando escribes crítica". Creo que el análisis es brillante y educadísimo, pero se nota tanto que te sabe fatal poner esos reparos que le pones a la película, que creo que acabas insistiendo demasiado en ello. Hubiese bastado con una frase al respecto para luego pasar al análisis que, como te he dicho, tiene el tono justo y es muy riguroso sin ser condescendiente.
abrazos
jordi