domingo, 30 de marzo de 2014

Las aventuras de Peabody y Sherman

 
 
 
 
LAS AVENTURAS DE PEABODY Y SHERMAN
 
 Basada en la serie animada de tv de los años 60 “Peabody’s improbably history” en la que un perro brillante, Mr. Peabody, utilizaba una máquina del tiempo de su propia invención para enseñar historia a Sherman, su hijo adoptivo, Las aventuras de Peabody y Sherman arranca con una breve presentación en la que el protagonista enumera sus logros científicos, intelectuales, deportivos y  personales, entre los que se encuentra el haber sido el primer perro al que se le ha permitido adoptar a un niño, ahora un preadolescente de aire desorientado, grandes gafas y buen carácter que le acompaña en sus viajes temporales, el primero de ellos al momento álgido de la revolución francesa de donde escapan, perseguidos por el propio Robespierre, al más puro estilo Indiana Jones. Cuando Sherman conoce a una jovencita avispada y entrometida en el instituto, no podrá evitar revelar el secreto del “Vuelveatrás” y ahí empezarán los problemas de este trío aventurero que viajará desde el Antiguo Egipto hasta - grave error - el pasado más inmediato provocando un peligroso desorden temporal que el genial can deberá resolver al tiempo que aprende, de la mano de su hijo, una importante lección vital.
 Rob Minkoff (responsable de “El rey León”) se sirve de la animación en 3D para actualizar el aspecto de los personajes televisivos, dotándolos de volumen, de colores vivos y de un movimiento más fluido pero perdiendo también el encanto del dibujo original con el trazo negro y sus colores desvaídos. Con un guión entretenido y un ritmo creciente, la película avanza hasta el clímax final, lleno de personajes reconocibles, guiños cinéfilos y sentido del humor.
 Al tono didáctico de la serie de tv se le añade una buena dosis de espectáculo y un mensaje de tolerancia (con ese amplio concepto de  familia) que hará disfrutar al espectador infantil y no aburrirá a los adultos.
   
 Almudena Ramos.
 

 

1 comentario:

  1. Almudena, me he quedado un poco sin aire al leer la meándrica frase que abre tu crítica. Peabody y Sherman no tuvieron serie propia: sus aventuras eran un segmento dentro de un programa que aquí en España setituló "Las aventuras de Rocky y sus amigos" (Rocky y Bullwinkle en el original), cuyo autor, Jay Ward, fue una de las grandes referencias de la animación televisiva americana de finales de los 50 y los 60. Su humor era bastante sofisticado y adulto y esta película reajusta un poco ese tono para hacerlo algo más amable para el público mayoritario. Está bien que en la crítica no te hayas conformado con detallar cuestiones argumentales, sino que te has planteado, asimismo, lo que significa el paso de un estilo (2D) a la animación digital: con todo, hecho algo de menos que no hayas presentado/contextualizado la figura de Jay Ward y que, al hablar de ese cambio de registro, te hayas limitado a hablar de volumen, color y movimiento, dejando de lado la manera (bastante imaginativa) en que la nueva película mantiene los diseños sintéticos del original frente a la tendencia al hiperrealismo y los juegos de texturas de la animación 3D.

    un abrazo,

    jordi

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