lunes, 25 de noviembre de 2013

El poder del Sintrón



El tiempo pasa y va que se mata. Hasta una entidad bancaria les advierte a quienes se saben la canción  de la abeja Maya que va siendo hora de un plan de pensiones porque todavía creen que fue ayer cuando merendaban con ella.

Y esto del tiempo hay quien lo lleva mejor y quien lo lleva peor: Clint Eastwood se sube a la luna con Tommy Lee Jones, Donald Sutherland y James Garner;  Judi Dench se va a la India con Tom Wilkinson y Bill Nighy y se pone a trabajar en un call center

En las reuniones de veteranos, que empiezan a ser tantas que llegarán a conformar un género en ellas mismas, habrá bueno y malo pero gozan de una ventaja particular: la complicidad del espectador. En algunas ocasiones un reparto de glorias entradas en años, se junta con espíritu juguetón, una historia cuidada y una llamémosle “actitud Towanda” (soy más vieja y mi seguro lo cubre todo) y surgen títulos como Red, Tipos legales o los incombustibles Mercenarios. En otras, prima la reflexión sobre la vejez y cómo se afronta: es el caso del Exótico Hotel Marigold, o El Cuarteto. Todas ellas tienen un público entregado de entrada y los que se vayan sumando por el camino.

Plan en Las Vegas, Last Vegas en el original, digamos que afronta con ánimo lúdico diferentes maneras de llevar la acumulación de años. Va de frente desde el cartel dedicado a sus protagonistas y por si quedan dudas basta ver el tráiler: Michael Douglas llama a sus amigos de la infancia para anunciarles que se casa con una chica de 32 años y Morgan Freeman le dice que él tiene una almorrana de esa edad…  A ellos se suma Robert de Niro en plan viudo amargado y Kevin Kline que “vive” su dorado retiro en Florida y a quién llaman el “hombre biónico” a causa de sus prótesis.

No, es completamente imposible que quien vaya a ver Plan en Las Vegas no sepa lo que se va a encontrar: cuatro ases de la pantalla representando cuatro típicos, tópicos arquetipos de la tercera edad estadounidense pasando un fin de semana en ese parque de atracciones que es la ciudad del juego.  Y, oh, sí… será mucho más glamourosa que la españolísima El turismo es un gran invento pero a fe que las caras de estos oscarizados intérpretes en el concurso de Miss Bikini son igualitas a las de Paco Martínez Soria y José Luis López Vázquez entre las suecas de las playas mediterráneas.

Es fácil decir que Plan en Las Vegas es una película innecesaria, pero también es muy difícil ponerse en su contra: por la sinceridad de su planteamiento, por la abundancia de primeros planos de esos rostros que no ocultan su edad ni siquiera cuando la disfrazan, por sus simpatiquísimas interpretaciones, por la eficaz dirección de  John Turteltaub (¿para cuándo La búsqueda 3, por cierto?) por el maravilloso prólogo, por la hilarante presentación del personaje de Kevin Kline, por la elegante presencia de la gran Mary Steenburgen que merece respeto y admiración para cada una de sus patas de gallo y por hacer un guiño cómplice y reírse y hacer que nos riamos, al menos por una tarde, del paso del tiempo y de los planes de pensiones.


Ana Álvarez

3 comentarios:

  1. Plan en las Vegas es de esas películas-medicina que te hacen salir del cine con una sonrisa y pensando que a pesar de los pesares la vida merece la pena vivirla. Como bien escribes sabes lo que va a pasar desde el minuto uno pero está bien contado e interpretado (me arrodillo ante él y lloro de la risa cada vez que pienso en el personaje de Kevin Kline, cómo le echaba de menos). Por lo menos yo me reí con las situaciones que plantea la película más de una vez y me encantó encontrarme con los cuatro protagonistas y la dama (Mary Steenburgen).

    El repaso que realizas de películas que tratan la tercera edad casi como una segunda oportunidad (Towaannndaaa, soy de esas espectadores irremediablemente enganchada cada vez que ponen Tomates verdes fritos que ríe y llora a la vez) entran dentro de esta categoría de películas-medicina. La parte amable de hacerse mayor.

    Pero después de tomar estas medicinas (que a mí me vienen de maravilla), vienen las películas que golpean y otra visión de lo que supone hacerse mayor que también es real. Y entonces recordamos Amor de Michael Haneke, Poesía de Lee Chang-dong o Venus de Roger Michell. La parte dolorosa de hacerse mayor. O recuerdo una película en medio de las dos visiones… Vivir de Akira Kurosawa. La verdad es que el cine ofrece claves para prepararse para la vida (nos muestra medicinas pero también golpes)…

    Besos
    Isabel

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  2. Hola Ana,
    Una crítica encantadoramente irónica con un estupendo párrafo de conclusión que resume las claves. Y qué buena la analogía con nuestros cómicos más castizos, hay ciertos comportamientos que en efecto no tienen nacionalidad...Por cierto, da vértigo pensar que Michael Douglas ya se acomoda en este tipo de subgénero cuando parece que fue ayer que se comía el mundo de las finanzas en “Wall Street” o se entregaba al sexo homérico con Sharon Stone.
    Isabel, un interesantísimo repertorio sobre el lado trágico de envejecer. La de Lee Chang-Dong aún no la he visto por desgracia. Yo añadiría, ya es casi inevitable que aparezca el maestro japonés, algunos films de Ozu que reflejaron la soledad y el dolor que acompañan a la vejez.
    Besos,
    Javier

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  3. Muy, muy, muy buena crítica, Ana. Ya sabes que tú sientes más complicidad que yo por ese subgénero, pero está todo muy bien contando: con tu chispa, tu buena memoria cinéfila y un estilo cada vez más eléctrico.
    Y muy bueno el aparato de comentarios, también.

    abrazos,

    jordi

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