martes, 26 de noviembre de 2013


Metro Manila


“Busco trabajo para poder llevar al dentista a mi hija”, confiesa avergonzado el protagonista en su primera entrevista de trabajo en Manila, Oscar Ramírez, un Jake Macapagal poco expresivo en general, pero con una profunda mirada que lo compensa y una sonrisa amplia que lamentablemente y dadas sus circunstancias, utiliza en contadas ocasiones.
 
Completamente neófita en el cine filipino, me sumerjo con mucha curiosidad en este largo, aún sabiendo que está dirigida por un inglés, Sean Ellis (Cashback y The Broken), que escribió el guión tras presenciar, en su visita a un amigo en Manila, una violenta pelea entre dos empleados de una compañía de furgones blindados que iban armados hasta los dientes.
 
El cine filipino está normalmente ausente de las salas, pero presente en los festivales donde recibe el reconocimiento de la crítica. Nos suele hablar de las problemáticas sociales de Manila, su caos, miseria, corrupción y violencia. El último ejemplo de este cine en nuestras pantallas – no precisamente con esta temática- fue “Cautiva” de Brillante Mendoza, seguramente el director más conocido de ese país en este momento.
Metro Manila son dos películas en una, en la primera vemos a una familia que no puede sobrevivir con su trabajo en los campos de arroz de la bella provincia de Banaue por lo que decide emigrar a la capital buscando una vida mejor, como muchos antes que ellos. A su llegada a la gran metrópoli sufren, también como es de esperar, todos los tormentos y desgracias de los provincianos confiados recién llegados a estas urbes: timos, engaños, falta de vivienda, hambre, etc. Mientras el marido sale a buscarse la vida, el único trabajo que puede conseguir la esposa, Mai, será en un club de alterne incitando a los clientes a beber un mínimo de veinte copas por noche, como le recuerda insistentemente la cruel Madam, una muy creíble Miles Canapi . Allí la bella Althea Vega acude avergonzada y humillada arrastrando a su hija de unos 6 años y a un bebé sabiendo que no tiene alternativa. Cuando creemos que se van a cumplir todos los pronósticos de las miserias de este tipo de cinta y que vamos a perder el interés por la ya descrito y muy bien en tantos otros ejemplos de este cine (Le Havre, Los invisibles, Biutiful o Un franco catorce pesetas), aparece la segunda película, un thriller con todos los ingredientes precisos para mantenernos en tensión hasta el final: robos, violencia, drogas, prostitución y corrupción.
El principio de esta segunda trama se desencadena cuando Ong, un espléndido John Arcilla, le facilita la entrevista definitiva a Oscar para un peligroso trabajo en una empresa de camiones blindados. Se convierte en el compañero de este embaucador que le enseña los placeres que podría disfrutar si entra en su oscuro juego. Llegados a este punto de la cinta recuerdo la reciente mini-serie británica de la BBC “Inside man” de un robo programado desde dentro, e imagino un final desigual para sus protagonistas.
Termino confesando que acompaño conmovida y con gran interés a los Ramírez en su desasosegante búsqueda de la felicidad a través de las calles de la otra protagonista de esta película, la ciudad de Manila, espléndidamente fotografiada por Ellis, donde cuando la descubren por primera vez, se topan con la fachada del lujoso hotel Península y la niña impresionada les pregunta si han llegado al cielo.
Pilar Oncina


3 comentarios:

  1. Hola Pilar,
    Interesantísima tu crítica, con ese análisis del desdoblamiento que lleva a cabo la película, que no he visto. Una cinematografía la filipina por desgracia bastante desconocida en España.
    En el ultimo Cannes gustó mucho “Norte. The End of History”, de Lav Díaz, que no sé si nos la estrenarán por estos lares…
    Besos,
    Javier

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  2. Hola, Pilar:

    ya sé que lo dices en el propio texto, pero, por favor, no confundamos cine filipino con cine rodado (o ambientado) en Filipinas. También me desconcierta un poco ese paréntesis que coloca juntas películas como "Biutiful", "Le Havre", "Un franco 14 pesetas" y "Los invisibles" -¿te refieres al documental colectivo que produjo Bardem?-, porque todas ellas son películas radicalmente distintas entre sí: incluso incompatibles en su manejo de lo social y su respectiva plasmación de un cine concienciado.
    No he visto la película y, por tanto, no puedo poner otros reparos al texto. Es una buena crítica, pero esos dos elementos me han hecho tropezar como lector en algunas de sus partes.

    abrazos,

    jordi

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  3. Jordi, gracias por destacar que no hay que confundir nacionalidad con ambientado en, lo tendré en cuenta para evitarlo en el futuro. También es cierto que no quería poner todas esas películas, en realidad solo se parece, salvando las distancias, a "Un franco 14 pesetas", supongo que lo quería implicar eran los problemas sociales de las grandes ciudades, no sé. Y realmente, en lo que quería poner más enfásis era en la parte del thriller, pero me parece que me quedé corta! Gracias por tus comentarios.
    Pilar

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