En lugar de las mejores películas, con las que más he disfrutado y mejor poso me dejaron o las peores películas, esas que más rabia y furia produjeron en mi inconsciente he decidido hacer esta otra lista. Como siempre me ha costado mucho defender porque me gusta lo que me gusta sin entrar en particularidades muy propias he decidido confeccionar esta lista en la que escojo 12 films que me han conllevado una reflexión sobre la existencia
de los mismos. Estas son mis 12 películas destacadas del 2013:
IRON MAN 3
Parece mentira que solo hayan pasado 8 años desde el último Batman de Joel Schumacher (Batman y Robin) hasta el primero de Cristopher Nolan
(Batman Begins). A pesar del entusiasmo y de la euforia con la que se
recibieron las dos primeras partes de la trilogía de Nolan (en la
tercera a pesar de algún que otro incondicional, las algarabías se
vieron reducidas) parecía que existía la ausencia de una perspectiva. De
la misma manera que las últimas entregas de Joel Schumacher proclamaban
el exceso hasta cotas desconocidas, las de Cristopher Nolan pecaban de
lo contrario. La exhibición de trascendencia era tal que costaba poder
tomarse en serio el drama de un Christian Bale que ponía voz de tener un
gran sufrimiento en su ser interior. Parecía que había que tomar bando,
o eras de Schumacher o eras de Nolan.
Y llegaron Robert Downey Jr. y Shane Black. En los últimos años, bajo el mando de Jon Favreau, los estudios Marvel han dado luz verde a hasta tres films (dejando a un lado Vengadores) protagonizados por uno de los héroes más dramáticos del cómic. Sustentando su desarrollo en uno de los mayores aciertos de casting de los últimos años, Iron Man nos descubrió en su tercera entrega que se puede ser dramático sin perder de vista en ningún momento un estilo basado principalmente en los excesos de su protagonista. Si El Caballero Oscuro supuso un punto de inflexión por humanizar al héroe (algo que ya había hecho Shyamalan años antes en El Protegido) Iron Man 3 debería serlo por recordarnos que los héroes también pueden ser entretenidos.
Y llegaron Robert Downey Jr. y Shane Black. En los últimos años, bajo el mando de Jon Favreau, los estudios Marvel han dado luz verde a hasta tres films (dejando a un lado Vengadores) protagonizados por uno de los héroes más dramáticos del cómic. Sustentando su desarrollo en uno de los mayores aciertos de casting de los últimos años, Iron Man nos descubrió en su tercera entrega que se puede ser dramático sin perder de vista en ningún momento un estilo basado principalmente en los excesos de su protagonista. Si El Caballero Oscuro supuso un punto de inflexión por humanizar al héroe (algo que ya había hecho Shyamalan años antes en El Protegido) Iron Man 3 debería serlo por recordarnos que los héroes también pueden ser entretenidos.
LA GRAN BELLEZA
“Es lo primero y lo último que dicen de mí” comenta el personaje interpretado por Giovanna Vignola
en La gran belleza refiriéndose a su problema de enanismo. Podríamos
escribir folios contando las bondades del último film de Sorrentino, ese
reverso de El árbol de la vida, pero lo que vamos a destacar es la
presentación de su protagonista, Jep Gambardella.
Presentar a un personaje es algo más
complicado de lo que puede parecer. Como bien indicaba Vignola, lo más
habitual es verle en un par de situaciones correctamente posicionadas
por el guionista que nos ayuden a hacernos una idea de por dónde flojea y
cuáles son las principales virtudes del mismo. Hasta los diez minutos
del film, aproximadamente, no vemos a Jep. No solo eso, sino que cuando
le vemos tampoco parece que vaya a merecer un mejor trato que el resto
de sus compañeros que hemos visto previamente. La ruptura, el momento en
el que sabemos que esa va a ser su historia, es de un nivel y calidad
solo similar al resto del desarrollo de su personaje. Hasta la última
secuencia del film no terminamos de conocer a Gambardella. Como si de
una presentación de personaje de dos horas y media fuera, La gran
belleza nos enseña cómo se puede crear un enorme enigma alrededor de una
persona cuyo principal miedo es exactamente el mismo que tienen el
resto de seres humanos.
MOVIE 43
Tras rodar Vaya par de idiotas, un film con escaso éxito comercial, los Hermanos Farrelly
decidieron aprovechar la que pensaban iba a ser su última oportunidad
en la industria para escribir el film que ellos deseaban. Sin ponerse
ningún tipo de censura escogieron llevar a cabo una historia con todo
aquello que se les ocurriera para, en el caso de tener que salir, poder
hacerlo por la puerta grande. El título de ese guion era Algo pasa con
Mary.
Unos cuantos años después, tan consolidados que incluso se ha bautizado a un tipo de humor con su nombre, los Farrelly decidieron llevar a cabo un proyecto muy similar a aquel film protagonizado por Cameron Diaz y Ben Stiller pero con una diferencia: esta vez no tenían que demostrar nada a nadie y la industria iba a estar de su lado. Con cameos de gente que automáticamente pasan a caer mejor a todo aquel ser humano con algo de criterio como Naomi Watts, Halle Berry, Hugh Jackman o (de un arrepentido) Richard Gere, los Farrelly decidieron en Movie 43 que esta vez iban a ser ellos los que iban a poner las reglas y llamando a unos cuantos amigos crearon una película compuesta de sketches, sin ningún tipo de pretensión más allá de hacer reír. Probablemente la película más reivindicable del año.
Unos cuantos años después, tan consolidados que incluso se ha bautizado a un tipo de humor con su nombre, los Farrelly decidieron llevar a cabo un proyecto muy similar a aquel film protagonizado por Cameron Diaz y Ben Stiller pero con una diferencia: esta vez no tenían que demostrar nada a nadie y la industria iba a estar de su lado. Con cameos de gente que automáticamente pasan a caer mejor a todo aquel ser humano con algo de criterio como Naomi Watts, Halle Berry, Hugh Jackman o (de un arrepentido) Richard Gere, los Farrelly decidieron en Movie 43 que esta vez iban a ser ellos los que iban a poner las reglas y llamando a unos cuantos amigos crearon una película compuesta de sketches, sin ningún tipo de pretensión más allá de hacer reír. Probablemente la película más reivindicable del año.
MI LOCO ERASMUS
Quizás es una frase que se repite cada
año pero da la sensación de que este año ha sido especialmente
fructífero para el cine español. Concretamente en lo que respecta a
aquel cine que exige una búsqueda previa, que no es tan sencillo de
encontrar. Gente en Sitios, La Tumba de Bruce Lee, Cabás, El Callejón…
Son muchas las películas que por un motivo u otro parecen sentar un
precedente este año, sin embargo yo voy a destacar entre todas
ellas a Mi Loco Erasmus.
Si Mi Loco Erasmus merece una mención especial es porque probablemente nadie podría calificar su género. No estamos hablando de cine experimental, ni mucho menos. O a lo mejor sí. Lo que está claro es que todo empezó como un documental. Aparentemente luego se transformó en un falso documental. ¿O es un falso falso documental? Lo dicho, Mi Loco Erasmus es una de las películas más confusamente divertidas de 2013. Carlo Padial insiste en ser uno de los nombres más interesantes del audiovisual español y Didac Alcaraz se confirma como uno de los humoristas que en mejor forma se encuentran actualmente en España.
Si Mi Loco Erasmus merece una mención especial es porque probablemente nadie podría calificar su género. No estamos hablando de cine experimental, ni mucho menos. O a lo mejor sí. Lo que está claro es que todo empezó como un documental. Aparentemente luego se transformó en un falso documental. ¿O es un falso falso documental? Lo dicho, Mi Loco Erasmus es una de las películas más confusamente divertidas de 2013. Carlo Padial insiste en ser uno de los nombres más interesantes del audiovisual español y Didac Alcaraz se confirma como uno de los humoristas que en mejor forma se encuentran actualmente en España.
THE BLING RING
Hay películas que parecen no tener
guion. Da la sensación de que su intención final trasciende cualquier
camino ya surcado y que necesita crear su propio lenguaje para expresar
su mensaje. David Lynch, Terrence Malick, Jean Luc Godard, Warner
Herzog… Muchos nombres nos vienen a la cabeza, en muchas ocasiones
fácilmente identificables. Sin embargo este año ha habido un film que ha
ignorado varias reglas aparentemente sagradas de guion, cuya
distribución dictaría que ha sido un film mainstream y sin embargo no
mucha gente ha reparado en ello.
La última película de Sofia Coppola está protagonizada por personajes odiosos, más cerca de provocar rabia que empatía y está dotada de exclusivamente dos puntos de giro (la primera vez que entran en una casa y la última) con lo que podría dar la sensación de que el largometraje solo trata de cómo unos chavales entran a robar en casas de famosos. Y es que es simplemente eso (en gran medida). El mérito es que lo es deliberadamente. Más allá de todas las comparaciones existentes con Spring Breakers y que sean dos films con objetivos diferentes lo que parece evidente es que en este caso a Harmony Korine le ha tocado ser el alumno más obediente.
La última película de Sofia Coppola está protagonizada por personajes odiosos, más cerca de provocar rabia que empatía y está dotada de exclusivamente dos puntos de giro (la primera vez que entran en una casa y la última) con lo que podría dar la sensación de que el largometraje solo trata de cómo unos chavales entran a robar en casas de famosos. Y es que es simplemente eso (en gran medida). El mérito es que lo es deliberadamente. Más allá de todas las comparaciones existentes con Spring Breakers y que sean dos films con objetivos diferentes lo que parece evidente es que en este caso a Harmony Korine le ha tocado ser el alumno más obediente.
DOLOR Y DINERO
Este año en España se han estrenado The
master y Dolor y dinero. Una de las dos nos hablaba de los peligros que
puede tener una figura con poder por encima de otra altamente
influenciable, estaba fundamentada por grandes interpretaciones, una
dirección que le venía como anillo al dedo y estaba basada en hechos
sucedidos en la realidad. La otra la dirigió Paul Thomas Anderson.
MANIC PIXIE DREAM GIRL/ URANES
Otro aspecto destacable del año para el cine español es el nacimiento del littlesecretfilm.
El manifiesto creado por Pablo Maqueda y Haizea G. Viana cuyo éxito se
ve reflejado en la alteración que sufrieron sus estatutos una vez Calle
13 decidió invertir su confianza a través de un apoyo económico, nos ha
descubierto las dotes de dirección que tienen varios profesionales del
audiovisual a los que pocas veces habíamos visto detrás de las cámaras.
Su principal atractivo: sus restricciones.
A pesar de que el nivel medio de las obras hechas hasta ahora es sorprendentemente alto y que los nombres involucrados son garantía de éxito las dos películas que quería resaltar son la primera de Pablo Maqueda (Manic Pixie Dream Girl) y la de Chema García Ibarra (Uranes). Ambos hacen de los inconvenientes que podrían conllevar los principios del movimiento, sus principales virtudes. A través de una de las exhibiciones interpretativas del año una y por medio de un lenguaje basado en imágenes tan estáticas como magnéticas, conducidas por una inquietante voz en off la otra, el “movimiento Dogma del cine español” se ha puesto el listón muy alto para sus próximas entregas.
A pesar de que el nivel medio de las obras hechas hasta ahora es sorprendentemente alto y que los nombres involucrados son garantía de éxito las dos películas que quería resaltar son la primera de Pablo Maqueda (Manic Pixie Dream Girl) y la de Chema García Ibarra (Uranes). Ambos hacen de los inconvenientes que podrían conllevar los principios del movimiento, sus principales virtudes. A través de una de las exhibiciones interpretativas del año una y por medio de un lenguaje basado en imágenes tan estáticas como magnéticas, conducidas por una inquietante voz en off la otra, el “movimiento Dogma del cine español” se ha puesto el listón muy alto para sus próximas entregas.
HITCHCOCK
Quizás uno de los géneros de cine que
más desequilibrio tiene entre el hype creado una vez anunciado el
proyecto y la indiferencia (y en ocasiones olvido) que causa el estreno
final es el del biopic. En parte es lógico, el morbo que causan los
nombres propios es universal y siempre causa curiosidad saber quiénes
serán los encargados de interpretar a aquellas personas que todos
conocemos. En cambio, ¿cuántos biopics recordamos como películas
memorables? Quizás una de las últimas en conseguirlo (aún no siendo estrictamente un biopic) fue La red social.
Que David Fincher y Aaron Sorkin tomaran la decisión de que su
protagonista fuera bastante insoportable parece que fue decisivo para
ello. No hace falta más que ver Jobs, por ejemplo. No deja de resultar
curioso que muchos coincidan en que es un film complaciente con la
persona que retrata, incluso incidiendo el film en el aspecto vengativo y
casi sociópata del personaje.
Pero hablemos de Hitchcock. A priori, pocos retos que infundan más respeto pueden haber que el de llevar a la gran pantalla la vida de aquel considerado como uno de los mejores directores de la historia del cine. Sascha Gervasi, que ya dirigió esa retroactiva respuesta irónica a Searching for Sugar Man llamada Anvil, decidió hacerse cargo de esa enorme responsabilidad. ¿El resultado? Un Anthony Hopkins con un maquillaje similar al que hubiese utilizado Joaquín Reyes en un hipotético “testimonio”, un Hitchcock humillado cuyas ideas con más valor eran propiedad de su mujer y que además tenía como conciencia a uno de los psicópatas más peligrosos de la historia. Independientemente del resultado final y de los gustos de cada uno, lo que no se puede negar es que es una proclamación sobre la importancia de relativizar tan sorprendente como, aparentemente debido a las reacciones de la crítica y del público, necesaria.
Pero hablemos de Hitchcock. A priori, pocos retos que infundan más respeto pueden haber que el de llevar a la gran pantalla la vida de aquel considerado como uno de los mejores directores de la historia del cine. Sascha Gervasi, que ya dirigió esa retroactiva respuesta irónica a Searching for Sugar Man llamada Anvil, decidió hacerse cargo de esa enorme responsabilidad. ¿El resultado? Un Anthony Hopkins con un maquillaje similar al que hubiese utilizado Joaquín Reyes en un hipotético “testimonio”, un Hitchcock humillado cuyas ideas con más valor eran propiedad de su mujer y que además tenía como conciencia a uno de los psicópatas más peligrosos de la historia. Independientemente del resultado final y de los gustos de cada uno, lo que no se puede negar es que es una proclamación sobre la importancia de relativizar tan sorprendente como, aparentemente debido a las reacciones de la crítica y del público, necesaria.
GRAVITY
Si antes comentábamos que incluso hay
películas mainstream que deciden romper las reglas del guion sin perder
de vista a su target, Gravity nos demuestra que el cine va mucho más
allá de que los guiones sean buenos o malos, como es este el
caso. Independientemente de abusos de dramatismo o actrices obligadas a
ladrar, quizás el mayor error del film es que se traiciona a sí mismo.
Lo primero que puede ver el espectador es un mensaje sobre los peligros
que se esconden en el espacio, destacándose entre ellos la ausencia de
sonido de ningún tipo. Lamentablemente, una banda sonora acompañará a la
película no permitiéndonos olvidar en ningún momento que estamos
asistiendo a una obra de ficción.
¿Lo más curioso de todo? La película sigue funcionando. No hay más que ver las reacciones de crítica y público. Gravity es uno de los títulos del año. Pocas películas han provocado tanta unanimidad. Lo visual monopoliza el largometraje hasta el punto de que el guion parece ser reducido a un simple obstáculo. No importa lo que dices. Importa cómo lo dices.
¿Lo más curioso de todo? La película sigue funcionando. No hay más que ver las reacciones de crítica y público. Gravity es uno de los títulos del año. Pocas películas han provocado tanta unanimidad. Lo visual monopoliza el largometraje hasta el punto de que el guion parece ser reducido a un simple obstáculo. No importa lo que dices. Importa cómo lo dices.
ANTES DEL ANOCHECER
Si en algo estaremos de acuerdo es en
que la fórmula “chico conoce a chica” ha fundamentado gran parte de la
historia del cine. Desde el cine negro hasta el de ciencia-ficción
muchas historias han tenido como hilo conductor el romance entre dos
personajes. Sightseers, Blue Valentine, To the wonder…
Parece ser que este 2013 nos ha traído una visión un tanto cínica sobre
el amor. Posiblemente la prueba más clara de esta corriente ha sido el
desenlace de la trilogía que nos ha traído a una de las parejas más
románticas de los últimos años.
Difícil la papeleta que tenía Richard Linklater. Tras haber realizado dos entregas protagonizadas por una de las parejas que más complicidad y unión habían logrado en la historia del cine ahora le tocaba dar una resolución que pudiera estar a la altura. Parecían existir dos opciones igual de insatisfactorias: por un lado estaba la posibilidad de que realmente estuvieran hechos el uno para el otro y su historia se cerrara con hora y media de arrumacos y felicidad un tanto insoportable y por otro lado estaba la alternativa de que su relación hiciera aguas y, afrontémoslo, si ni siquiera Celine y Jesse pueden ser felices, ¿qué nos queda a los demás? La solución de Linklater pasó por una mezcla de las dos. Celine y Jesse seguirán juntos ya que por encima del amor romántico e idealizado existe otro tipo de amor mucho más importante. Es un final feliz, sí, pero no podemos obviar el lado amargo que esconde que ni siquiera para aquellos que parecían hechos el uno por el otro existe el amor eterno.
Difícil la papeleta que tenía Richard Linklater. Tras haber realizado dos entregas protagonizadas por una de las parejas que más complicidad y unión habían logrado en la historia del cine ahora le tocaba dar una resolución que pudiera estar a la altura. Parecían existir dos opciones igual de insatisfactorias: por un lado estaba la posibilidad de que realmente estuvieran hechos el uno para el otro y su historia se cerrara con hora y media de arrumacos y felicidad un tanto insoportable y por otro lado estaba la alternativa de que su relación hiciera aguas y, afrontémoslo, si ni siquiera Celine y Jesse pueden ser felices, ¿qué nos queda a los demás? La solución de Linklater pasó por una mezcla de las dos. Celine y Jesse seguirán juntos ya que por encima del amor romántico e idealizado existe otro tipo de amor mucho más importante. Es un final feliz, sí, pero no podemos obviar el lado amargo que esconde que ni siquiera para aquellos que parecían hechos el uno por el otro existe el amor eterno.
THE ACT OF KILLING
Se tiene el concepto de que si el
público no consigue empatizar con los personajes que se le presentan, la
película que están viendo fracasará. Es algo erróneo. Películas como La
naranja mecánica, El talento de Mr. Ripley, El club de
la lucha o Mientras duermes están lideradas por personajes que no
buscan la complicidad ni la aceptación del público y sería absurdo
discutir su efectividad. En los documentales esta regla parece no estar
tan arraigada. El fin no es el mismo. No hay puntos de giro, no hay
evoluciones, no hay transformaciones. O sí.
La evolución del protagonista de The act of killing es mucho más consecuente, lógica, escalofriante y efectiva que la de la inmensa mayoría de personajes que ha dado el cine este año. Dentro de donde decida cada uno poner el límite de su credibilidad respecto al documental de Joshua Oppenheimer, lo que está claro es que la historia de Anwar Congo es quizás la mejor construida del año. Tener en cuenta lo importante que decían ser para él las películas que veía solo hace un poco más redondo uno de los documentales con más elementos a destacar de este 2013.
La evolución del protagonista de The act of killing es mucho más consecuente, lógica, escalofriante y efectiva que la de la inmensa mayoría de personajes que ha dado el cine este año. Dentro de donde decida cada uno poner el límite de su credibilidad respecto al documental de Joshua Oppenheimer, lo que está claro es que la historia de Anwar Congo es quizás la mejor construida del año. Tener en cuenta lo importante que decían ser para él las películas que veía solo hace un poco más redondo uno de los documentales con más elementos a destacar de este 2013.
SIETE PSICÓPATAS
En la entradilla del artículo decía que
el fin de esta lista no era pararme a destacar cuáles eran mis películas
favoritas del año. No me iba a limitar a apuntar aquellas historias que
más goce habían provocado en mí durante estos últimos doce meses.
Bueno, mentía.
Aron Murugarren
Texto muy interesante para degustar con calma, Aron. Ya me quedé con la copla de Movie 43 cuando una compañera del curso el año pasado hizo la crítica de la película (Almudena)...
ResponderEliminarMe encanta tu ironía al colocar en la misma reflexión a Dolor y dinero y The master... y que salga claramente ganando la primera. Yo no he visto la película de Michael Bay... y sí que me dejé apasionar totalmente por Thomas Anderson. Pero tu reflexión me coloca ante otra película que terminaré viendo y también a tratar de mirar de otra manera The master (Javier también la metía en su lista de sobrevaloradas).
The act of killing lo viví como una bofetada y tienes razón Anwar Congo es uno de los 'personajes' del año. Así como la reflexión que realiza el documental sobre la ficción y la representación en el cine...
Y cierras de manera inquietante tu artículo con tu último pensamiento acompañando Siete psicópatas.
He disfrutado el texto y me ha hecho pensar. Cada entrada plantea una radiografía interesante y muy personal del cine del 2013
Besos
Isabel
Hola Isabel.
ResponderEliminarAntes de nada aclarar que para mí The Master también es una de mis películas favoritas de 2013. Lo que pasa es que considero que tanto la película de Paul Thomas Anderson como la de Michael Bay cuentan una historia muy similar (Mark Wahlberg/Philip Seymour Hoffman y Joaquin Phoenix/The Rock creo que ocupan los mismos roles, la diferencia es en que una el protagonista es el alumno y en la otra el mentor), solo que Dolor y Dinero lo hace con un estilo que me parece mucho más acorde a mi manera de ver la vida. Si coges una historia real con componentes verdaderamente trágicos y haces con ella una comedia tienes mi admiración eterna. Por ese mismo motivo I Love You Philip Morris también es una de mis películas favoritas.
A lo que me quería referir con Siete Psicópatas es que es la típica película en la que ante cualquier defecto que alguien la encontrara mi defensa sería un "...pero está de puta madre" en bucle.
Un abrazo
Aron
Querido Aaron:
ResponderEliminarEnhorabuena por este listado tan bien presentado y como siempre, tan bien argumentado. Me hace gracia que compares a Sofia Coppola con esos directores por su lenguaje, no lo había pensado, aunque no sé si realmente yo lo hubiera hecho, ni se me pasó por la cabeza ver “the bling ring”, y eso que en su filmografía hay muchas películas que me gustan.
Aún no he visto “la gran belleza” y te agradezco algunas otras sugerencias de películas que de nuevo, ni se me pasaron por la cabeza como la de los Farrelly.
Besos,
Pilar
Hola Pilar.
EliminarUna cosa que me olvidé mencionar en la reflexión de The Bling Ring, y que recuerdo que me llamó mucho la atención cuando la vi, es que es una película cuya existencia forma parte del mensaje de la misma. Al ser el principal objetivo de sus protagonistas formar parte de esa "élite" de famoseo (de ahí que entren en las casas de estos, para evadirse durante unos minutos y pensar que ellos son Paris Hilton, Lindsay Lohan...), que exista una película en la que se narren sus peripecias tratando de ser famosos, interpretados por actores de Hollywood, en parte tiene que ser un pequeño triunfo para ellos, imagino.
Un abrazo.
Aron.
Hola Aron,
ResponderEliminarMe ha gustado tu planteamiento del balance del año, con todas esas reflexiones y comparaciones interesantísimas (esa reivindicación de “Dolor y dinero” a partir de “The Master”, por ejemplo).
Ahora bien, no estoy de acuerdo en algunas cosas. Por ejemplo, que “To the Wonder” encierre una visión cínica del amor, si acaso lúcida sobre su fragilidad o caducidad, pero en modo alguno cínica.
Tampoco comparto el entusiasmo muy generalizado con “La gran belleza”, a pesar de que tiene cosas que me gustaron, como la actuación de Toni Servillo y algunos episodios satíricos sobre el mundo artístico romano. No encontré tan enigmático a Jep Gambardella, de hecho me pareció que desde bien pronto quedaba definido como un dandy hastiado que, al cumplir los 65 años, quiere recuperar algo de la pureza de su juventud. Aunque sólo por deleitarse con Servillo merecería la pena verla.
También, a propósito de lo que dices sobre "Hitchcock", quiero abrir una lanza sobre el biopic, cierto que ha sido un género muy maltratado en cuanto a calidad, pero hay un buen puñado de films biográficos muy muy buenos: “Bird” de Clint Eastwood, “Toro salvaje”, “Tucker” de Coppola, el “Van Gogh” de Maurice Pialat, “El hombre elefante”,…
Un abrazo,
Javier
Hola Javier.
EliminarEs cierto que generalmente cada vez que una película deja abierta la posibilidad de ser interpretada de forma positiva o negativa no tardo en ponerme en modo Edgar Allan Poe. Creo que tu interpretación de "To the wonder" es completamente acertada pero no pude evitar leer que para Malick el amor es algo en lo que puedes creer o no pero que no hay forma de probar (de ahí el personaje de Javier Bardem). Como ya te digo, no tardé en interpretarlo de forma atea, muy probablemente equivocado, ya que tal y como está compuesta la película su intención sería, en todo caso, agnóstica.
Sobre "La gran belleza" no te creas que el entusiasmo es tan generalizado. Yo también estaba convencido de ello pero ha dejado fría a bastante gente.
Por último, apoyo tu defensa al biopic. El que siempre destacó yo es Man on the Moon de Milos Forman. Otra de mis películas favoritas, tanto por el personaje real, por el de ficción como por el mensaje que trataban de emitir ambos. Y por Jim Carrey. Viva Jim Carrey.
Un abrazo.
Aron.