(Presentimientos, Santiago
Tabernero, 2013)
Presentimientos, segundo largometraje de Santiago Tabernero
y adaptación de la novela homónima de Clara Sánchez, procura que
transitemos ─dentro de las claves del
relato de intriga psicológica─ por el terreno nebuloso entre el sueño y la vigilia,
lo inconsciente y lo real, en el que se encuentra Julia (Marta Etura), a causa del accidente que sufre el primer día de sus
primeras vacaciones en familia.
En ese
viaje, por una parte interior y por otra compartido con su marido e hijo, irán
aflorando la culpabilidad, el miedo, el deseo y la desesperación por encontrar
la salida, por encontrar asidero cuando todo se tambalea, puesto que el viaje real
(a un complejo de apartamentos en la
costa alicantina) tenía como finalidad solucionar un conflicto previo: la
pareja que forman Julia y Félix (Eduardo Noriega), unos jóvenes de
clase media que acaban de tener su primer hijo, se estaba resquebrajando.
Resulta, por
tanto, que la chispa eléctrica que mantiene las relaciones candentes es, a menudo,
difícil de mantener. Además, esa chispa es la misma que nos mantiene literalmente
vivos, porque en el cerebro ─como asegura Jaime Chávarri en su papel fugaz de médico─ mientras haya electricidad, hay
esperanzas de vida.
En la
película se dan cita diferentes homenajes o guiños cinematográficos, unos más
inmediatos que otros. La pareja protagonista se enamora en parte gracias a las
últimas palabras de Nicole Kidman en Eyes
Wide Shut; algunas imágenes de Marta Etura recuerdan a la Penélope Cruz de Jamón, jamón; el escenario de
la discoteca “La felicidad” y la actuación de la solista Russian Red remiten al universo de
David Lynch, aunque sin su poder magnético y perturbador. Los espectadores de
series de televisión probablemente relacionarán la estructura del filme con los
episodios en los que Tony Soprano vive su particular purgatorio.
Las escenas
en las que se retrata la llegada al pueblo, al complejo vacacional y al apartamento
están rodadas con bastante eficacia, de tal modo que enseguida el espectador se
siente identificado con la situación. Más tarde, la energía se mantiene en corriente continua, sin alteraciones
en el voltaje, tal y como cabe esperar de una película de factura tradicional.
Un detalle significativo
en el guion (elaborado por Santiago Tabernero y Eduardo Noriega) es que no se
juega a la confusión entre realidad y sueño hasta el final, sino que se explica
el misterio casi desde el comienzo. Parece, pues, que de lo que interesa hablar es de la relación
amorosa. El fantasma de Vertigo está siempre
presente.
Estela
Salazar
... No he visto Presentimientos pero tanto el título de tu crítica como lo que desarrollas en uno de los párrafos
ResponderEliminar"en el cerebro ─como asegura Jaime Chávarri en su papel fugaz de médico─ mientras haya electricidad, hay esperanza de vida" me ha seducido. Porque de pronto han venido a mi cabeza (nunca mejor dicho) películas que precisamente 'ilustran' esta frase. Así desfilan ante mis ojos escenas de películas como La escafandra y la mariposa, Johnny cogió su fusil o Código fuente (por solo nombrar algunas) donde los protagonistas demuestran que mientras haya electricidad, hay vida. Me parece un tema riquísimo y lleno de posibilidades cinematográficas.
Por cierto... la sombra de Vértigo es alargada.
Besos
Isabel
Isabel:
ResponderEliminarGracias por sentirte seducida por esa idea. La verdad es que si una piensa que en el fondo todo se debe a una pequeña chispa, al flujo eléctrico entre neuronas... Y nosotros preocupándonos por tonterías a veces... Jajajaja Nos vemos esta tarde.
Un beso,
Estela
Una muy buena crítica, Estela: sintética, clara y (creo) completa. No he visto la película y no puedo entrar en pormenores, pero la lectura me permite formarme una idea cabal del conjunto. Y me alegra esa sincronía con "Vértigo" que, por lo menos, es oportuna con el timing de nuestras clases.
ResponderEliminarun abrazo,
jordi