miércoles, 29 de enero de 2014

El último combate



Partiendo de la premisa básica de que toda generalización es un error, digamos que hay ideas que merecen salir de la cabeza, escribirse en un papel y ponerse en movimiento. Algunas pierden todo o parte en el proceso, el efecto una vez visto no está a la altura y son las que dejan esa frase tantas veces dicha con tono de fastidio a la salida de un cine… “y eso que la idea era buena…”.

Hay otras que no se sabe muy bien a quién se ha convencido para que se materialicen, pero logran al menos que se despotrique contra ellas con una sonrisa o una abierta carcajada cómplice, porque acaban en el gran grupo de películas que cada espectador ama en secreto y abomina en público.

La gran revancha es una mezcla de ambas: tiene derecho a existir y, si se le da la oportunidad, arranca carcajadas y deja la sonrisa puesta. Peter Segal, habitual director de comedias, reúne en una pantalla a un par de actores que ya forman parte de la historia del cine: Sylvester Stallone, fajador nato, y Robert de Niro, que lo ha sido todo pero de quien últimamente sus fans ya no saben qué esperar.

Ambos, con toda la carga de años, éxitos y fracasos a sus espaldas,  recuperan dos personajes significativos en su carrera si bien, por muy scorsesiano que se sea, cuando se piensa en un boxeador de película el primero que acude a la cabeza viene en color y con inolvidable banda sonora. Stallone encabeza los títulos de crédito de esta película que cuenta además en su reparto con un extraordinario y divertido Alan Arkin y Kim Basinger, a quien no es que el tiempo haya respetado: es que se ha limitado a contemplarla poniéndose a sus pies.

Dos púgiles se enfrentan en dos ocasiones y cada uno gana un combate.  El definitivo nunca llega a celebrarse al retirarse uno de ellos sin que los motivos queden claros. Treinta años después, Billy “The Kid” McDonnen sigue amargado por no haber podido disputar esa pelea y Henry “Razor” Sharp por no haber superado el abandono de su carrera deportiva. La posibilidad de ese tercer encuentro supondría dejar atrás el pasado aunque a costa de despertar todos los rencores.

Semejante premisa podría haber dado lugar a un dramón de tomo y lomo pero La gran revancha no se toma en serio y es una aceptable comedia centrada en la conflictiva relación entre ambos y el hecho de que la vida les haya pasado por encima. Hay una historia familiar que explica lo ocurrido treinta años atrás y, a pesar de que el encuentro en el ring de esos cuerpos otrora atléticos, ahora vetustos, puede provocar más tristeza o vergüenza ajena que respeto, las situaciones que provocan la risa, sobre todo en su primera mitad, no son burlas. La Gran Revancha no vence por knock out ni a los puntos, pero no es una Boxing Movie y, a pesar de las inevitables referencias, ni Rocky ni Toro Salvaje, ni Scorsese, ni Avildsen, ni Stallone, ni de Niro salen malparados.

Y eso es bueno.


Ana Álvarez

6 comentarios:

  1. Leo que en el reparto de La gran revancha está Alan Arkin. Y que además está extraordinario y divertido. No me extraña.
    Lo que he visto de él hasta ahora me gusta.
    Hace relativamente poco volví a verle en una película que se llama VIDAS CONTADAS donde compone un gran personaje. En esa película hay una última escena en que se le ve en el metro... y tan solo hace un amago de sonrisa y ya dice un montón. Fue en la primera película en la que reparé en él con nombre y apellido. Luego me di cuenta de que le había visto en bastantes películas (que me gustan mucho como Sola en la oscuridad o Glengarry Glen Ross) y que llevaba mucho en el mundo del cine. Y ahora si veo su nombre entre el reparto, me regodeo porque creo que puede deparar sorpresa. Como me ocurrió con ese abuelo gruñón en Pequeña Miss Sunshine.

    Besos
    Isabel

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado tu crítica, Ana!. La premisa de la peli no me atraía nada y tengo que aceptar que me parecía incluso ofensiva por parecerme un atentado contra dos grandes películas y dos grandes personajes. Sin embargo tu crítica y tu posición general de que "tiene derecho a existir" me ha hecho plantearme las cosas.

    Sin duda ha ayudado el estupendo piropo a Kim Basinger, mito erótico indiscutible desde que ví Batman en el cine Juan de Austria en 1989 o 1990.

    Jesús

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Queridos Isa y Jesús...


    No sé si debería preocuparme vuestro entusiasmo, jejeje, porque en esta clase de películas intento buscar más allá de la castaña que todo el mundo da por hecho que son aun sin verlas y, a veces ver lo que nadie más aprecia se vuelve dolorosamente real, vamos ¡que sólo lo veo yo! pero lo que mencionais es así: Alan Arkin está en plan deliciosamente gamberro, Kim Basinger es y está muy hermosa en su breve pero significativo papel, y los dos grandes clásicos salen indemnes. No creo que Stallone y de Niro hubieran permitido chufla, befa y mofa de Rocky y La Motta.


    Besos y gracias por vuestros comentarios ;-)

    Ana.

    ResponderEliminar
  5. Ana, ya sabes que me tienes siempre a favor de tu defensa de causas aparentemente perdidas. Una crítica generosa en el mejor de los sentidos y muy bien estructurada. Sólo le doy un tirón de orejas a Jesús por lo de "me parecía incluso ofensiva por parecerme un atentado contra dos grandes películas y dos grandes personajes": ¡¡no seamos dogmáticos, ni integristas!! ¡¡no seamos, ni siquiera, cinéfilos!! Me alegra que la crítica de Ana haya aplicado una pequeña grieta a esa convicción tan férrea.

    un abrazo,

    jordi

    ResponderEliminar
  6. Hola

    Sin duda tenéis razón y acepto que tenía un prejuicio respecto a esta peli. Y los prejuicios nunca son buenos. No se puede pensar así sin ni siquiera ver el resultado.

    Ahora bien, sí creo que, una vez visto ese resultado, si no es bueno, no puedo evitar que me de pena por el maltrato dado a algo bueno especialmente con el fin único de conseguir un éxito comercial.

    Me ocurrió con el personaje de Superman en el Hombre de Acero. En mi opinión la película carecía de toda la magia que hacía al personaje especial. También Rambo II, por ejemplo, obvia la mayoría de las cosas buenas que hicieron de la primera una gran película. No así con Aliens por ejemplo, que, aunque no llega a la calidad de la primera, es una nueva visión que también funciona.

    Digamos que entiendo a la escritora de Mary Poppins en su preocupación de que alguien tome algo bueno y lo eche a perder.

    Un abrazo

    Jesús

    ResponderEliminar