lunes, 27 de enero de 2014

Mientras haya electricidad, hay esperanza


(Presentimientos, Santiago Tabernero, 2013)
Presentimientos, segundo largometraje de Santiago Tabernero y adaptación de la novela homónima de Clara Sánchez, procura que transitemos  ─dentro de las claves del relato de intriga psicológica─ por el terreno nebuloso entre el sueño y la vigilia, lo inconsciente y lo real, en el que se encuentra Julia (Marta Etura), a causa  del accidente que sufre el primer día de sus primeras vacaciones en familia.
En ese viaje, por una parte interior y por otra compartido con su marido e hijo, irán aflorando la culpabilidad, el miedo, el deseo y la desesperación por encontrar la salida, por encontrar asidero cuando todo se tambalea, puesto que el viaje real  (a un complejo de apartamentos en la costa alicantina) tenía como finalidad solucionar un conflicto previo: la pareja que forman Julia y Félix (Eduardo Noriega), unos jóvenes de clase media que acaban de tener su primer hijo, se estaba resquebrajando.


Resulta, por tanto, que la chispa eléctrica que mantiene las relaciones candentes es, a menudo, difícil de mantener. Además, esa chispa es la misma que nos mantiene literalmente vivos, porque en el cerebro ─como asegura Jaime Chávarri en su papel fugaz de médico─  mientras haya electricidad, hay esperanzas de vida.
En la película se dan cita diferentes homenajes o guiños cinematográficos, unos más inmediatos que otros. La pareja protagonista se enamora en parte gracias a las últimas palabras de Nicole Kidman en Eyes Wide Shut; algunas imágenes de Marta Etura recuerdan a la Penélope Cruz de Jamón, jamón; el escenario  de la discoteca “La felicidad” y la actuación de  la solista Russian Red remiten al universo de David Lynch, aunque sin su poder magnético y perturbador. Los espectadores de series de televisión probablemente relacionarán la estructura del filme con los episodios en los que Tony Soprano vive su particular purgatorio.

Las escenas en las que se retrata la llegada al pueblo, al complejo vacacional y al apartamento están rodadas con bastante eficacia, de tal modo que enseguida el espectador se siente identificado con la situación. Más tarde, la energía  se mantiene en corriente continua, sin alteraciones en el voltaje, tal y como cabe esperar de una película de factura tradicional.
Un detalle significativo en el guion (elaborado por Santiago Tabernero y Eduardo Noriega) es que no se juega a la confusión entre realidad y sueño hasta el final, sino que se explica el misterio casi desde el comienzo. Parece, pues, que  de lo que interesa hablar es de la relación amorosa. El fantasma de Vertigo está siempre presente.


Estela Salazar

3 comentarios:

  1. ... No he visto Presentimientos pero tanto el título de tu crítica como lo que desarrollas en uno de los párrafos
    "en el cerebro ─como asegura Jaime Chávarri en su papel fugaz de médico─ mientras haya electricidad, hay esperanza de vida" me ha seducido. Porque de pronto han venido a mi cabeza (nunca mejor dicho) películas que precisamente 'ilustran' esta frase. Así desfilan ante mis ojos escenas de películas como La escafandra y la mariposa, Johnny cogió su fusil o Código fuente (por solo nombrar algunas) donde los protagonistas demuestran que mientras haya electricidad, hay vida. Me parece un tema riquísimo y lleno de posibilidades cinematográficas.

    Por cierto... la sombra de Vértigo es alargada.

    Besos
    Isabel

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  2. Isabel:
    Gracias por sentirte seducida por esa idea. La verdad es que si una piensa que en el fondo todo se debe a una pequeña chispa, al flujo eléctrico entre neuronas... Y nosotros preocupándonos por tonterías a veces... Jajajaja Nos vemos esta tarde.

    Un beso,
    Estela

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  3. Una muy buena crítica, Estela: sintética, clara y (creo) completa. No he visto la película y no puedo entrar en pormenores, pero la lectura me permite formarme una idea cabal del conjunto. Y me alegra esa sincronía con "Vértigo" que, por lo menos, es oportuna con el timing de nuestras clases.

    un abrazo,

    jordi

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