martes, 14 de enero de 2014

LA ELECCIÓN ENTRE LO CONVENIENTE Y LO SALVAJE (LOVE AND BRUISES, LOU YE, 2011)




La protagonista de LOVE AND BRUISES, una joven china recién llegada a París, recibe al comienzo de la historia las duras palabras de su amante francés, el mismo que ha motivado su viaje: “Ya no te amo más”. A partir de  ese momento, Hua (interpretada por  Corinne Yam, participante también en Holy Motors)  vaga por las calles de París abatida. Las imágenes de ese recorrido, rodado cámara en mano, están acompañadas solo por  los  sonidos  de la urbe, los del tráfico, los de la prisa mañanera de la gente ocupada, sonidos deshumanizados para alguien vulnerable. En ese no saber dónde está ni hacia dónde ir, Hua es víctima del descuido de un trabajador que está llevando de un lado a otro los postes metálicos que forman la estructura de los puestos de un mercadillo, de tal modo que recibe un golpe  en la cabeza que la tira al suelo.  Este será el punto de partida de su romance con Mathieu (encarnado por Tahar Rahim, conocido por su papel protagonista en Un profeta, de Jacques Audiard).

El cineasta chino Lou Ye adapta a la pantalla la obra The Bitch, novela autobiográfica de la escritora Jie-Liu Falin. El título ya revela la consideración que la sociedad china puede ofrecer a una mujer que decida dar rienda suelta a sus legítimos apetitos carnales por hombres occidentales. No obstante, el título en inglés del filme, que se podría traducir  como “amor y cardenales”, añade algún elemento más a la ecuación amorosa: la atracción inevitable e inconveniente hacia una pasión adictiva que cuestiona su dignidad como mujer.


Quizá uno de los aspectos más interesantes de la película (y seguramente de la novela) sea el hecho de que una mujer oriental se haya convertido en  sujeto de su propia fantasía hacia lo occidental, en lugar de mero objeto sumiso tópico desde el punto de vista occidental, situación a la que estamos más acostumbrados. A esa transgresión cultural, habría que añadir también la social: Hua puede tener un brillante futuro en el mundo universitario chino, mientras que Mathieu tiene un futuro precario, ya que procede de un ambiente crudo, pobre y sin formación alguna. Ella es sujeto porque la historia se nos cuenta desde su punto de vista y porque puede y tendrá que elegir: un antiguo novio chino agradable y bien situado, su amante conveniente, quiere casarse con ella; frente a él, el hombre rudo y salvaje, el que la violó en una obra el día que se conocieron, el que lo hace como un hombre, con su mentalidad primitiva.




A pesar de que la fascinación por lo que racionalmente no nos conviene e incluso nos repugna puede suscitar mucha reflexión en la mente del espectador, el tratamiento de las imágenes resulta redundante a ratos. Lou Ye apuesta por un acercamiento a los personajes tan estrecho, en repetidos primeros planos que buscan revelar la intimidad que hay entre ellos, que a veces  el efecto  es contraproducente, pues tanta cercanía provoca una cierta asfixia en combinación con el estilo documental, con excesivos movimientos de cámara y sin apenas banda sonora (aunque cuando suena la música de cuerda la película crece).


Los dos actores principales realizan un trabajo bastante digno. Tahar Rahim lo tenía quizá más difícil, por tener que interpretar al bestial Mathieu. Pero hasta la bestia tiene su pequeña redención ante el público. Cuando Hua regresa ante él después de haber visitado Pequín, él, en su cuartucho de paredes vacías (salvo por una efigie budista), le dice sosteniendo un diminuto libro rojo: “Desde que me dejaste, he estado leyendo mucho”.



Estela Salazar


4 comentarios:

  1. Hola Estela:

    Me encanta tu comentario y creo que me apetece ver la película, defines muy bien el título a lo largo de tu crítica y no recuerdo a tantas mujeres orientales protagonistas de romances en el cine occidental, además de que la diferencia cultural con su pareja me parece de lo más interesante. Gracias.

    Besos,
    Pilar

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  2. Me llamaba la atención esta película y después de leerte más, Estela. También la trayectoria de Tahar Rahim. Solo le he visto en Un profeta pero me apetece verle en esta y en la belga Perder la razón. Y con ganas también de poder verle en la última película de Farhadi, El pasado, el director de Nader y Simin. Me resulta curioso que su primera aparición en el cine fue en un documental sobre su propia persona, como un joven estudiante francés de origen magrebí y sus problemas para labrarse un futuro mejor... y ese documental fue el que le dio la clave para su futuro... Buena historia.

    Besos
    Isabel

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  3. Gracias a las dos, Pilar e Isabel, por lo que decís. Creo que al salir del cine la película no me pareció maravillosa , pero luego, al pensar sobre ella, me pareció que su temática daba juego...
    No tenía ni idea de que Tahar Rahim va a salir en El pasado, que por supuesto procuraré ver, ni tampoco sabía lo del documental...Es que este Tahar Rahim tiene algo, ¿verdad? Nos vemos mañana
    Besos a las dos

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  4. Hola, Estela: Otro caso d película que no he visto y, por tanto, no puedo discutir con propiedad. Con todo, recuerdo haber leído otra crítica de esta película donde el crítico planteaba objeciones al tema de fondo con una óptica que me pareció demasiado políticamente correcta. Por eso, celebro muy especialmente que tu texto no caiga en eso y que sepas aprovechar los elementos más conflictivos de la película para tu reflexión. También me gusta mucho el penúltimo párrafo, donde abordas los pros y los contras del estilo.

    un abrazo,

    jordi

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